Para la sorpresa de la mayoría de los clientes de la frutería La Cascada y la cafetería-pastelería Sarralde, la música que animaba el exterior de ambos céntricos locales de Briviesca ha dejado de sonar. Sonia, al igual que el resto de la población, no se explica tal medida al considerar que «no molestaba a nadie». Con lo que no contaba es que la denuncia que ha interpuesto un vecino a los propietarios obliga a que el Ayuntamiento haya tenido que ordenar apagarla definitivamente.
La Ley del Ruido de Castilla y León tiene por objeto prevenir, reducir y vigilar la contaminación acústica, para evitar y reducir los daños y molestias que de esta se pudieran derivar para la salud humana, los bienes o el medio ambiente, así como establecer los mecanismos para mejorar la calidad ambiental desde el punto de vista acústico. «Prohíbe que un establecimiento ponga música en la calle, y que en caso contrario, debe denunciarse» explica el alcalde de la ciudad, José Solas.
Las canciones emitidas en diferentes radios solo sonaban en horario comercial, «nunca antes de abrir ni después de cerrar», se lamenta una de las denunciadas, y «jamás en jornadas festivas», añade. Durante las fiestas navideñas animaban un tramo de la calle Justo Cantón Salazar con villancicos que para muchos pasaban totalmente desapercibidos.
En la misma situación de incredulidad se encuentra Daniela Mihai, propietaria del local hostelero que comparte calle con La Cascada. «Nunca ha entrado alguien al local para pedirnos que apaguemos la música. Esta persona ha preferido actuar por la espalda. Con estos hechos perdemos todos porque lo único que pretendemos es generar un poco de ambiente, sobre todo en los largos días de invierno en los que no hay tanta gente», cuenta la empresaria con tono de enfado. Ella, al igual que las hermanas que gestionan la tienda desde hace ya 14 años y que apostaron por instalar un sistema musical en el exterior del establecimiento en época de pandemia, obedecen.
El regidor pretende quitar hierro al asunto y hablar con el denunciante con el fin de calmar las aguas. Asegura que la población se había «acostumbrado a esperar la cola en la calle con una música baja que apenas se escuchaba a pocos metros de los locales» y valora «conceder permisos para que los comerciantes y hosteleros la pongan en fechas especiales», comenta. Para ello deberán solicitar la autorización en el Ayuntamiento con «20 días de antelación y cumplir en todo momento las condiciones que pongamos», aclara. Esto incluye a los conciertos, actuaciones o espectáculos en las «terrazas» que los hosteleros pretendan organizar.
Los vecinos temen que la denuncia traiga otras consecuencias y las redes sociales se han llenado de publicaciones alertando de lo que Solas define como «ideas erróneas». Para la tranquilidad de esas personas, el sistema musical municipal funcionará como hasta ahora en fiestas y actos concretos. «En el Día de la O la tonadilla sonó durante el pasacalles. También los villancicos estos días. No tiene que ver una cosa con la otra y no hay que mezclar conceptos para no generar confusión», declara.
Reacciones. En el supermercado, en la peluquería e incluso en medio de una celebración, los vecinos comentan lo acontecido. Muchos se posicionan a favor de las empresarias y las han transmitido su apoyo en persona o a través de sus cuentas de Facebook. La polémica está servida y el 'apagón' de los altavoces ha provocado otra discusión. El replique de las campanas de la Iglesia de San Martín de la Plaza Mayor molesta a un pequeño porcentaje de ciudadanos que han aprovechado el momento para denunciar el ruido, sobre todo de las tardes. El regidor confía en que todo se solucione y recuerda a sus vecinos que hay que «respetarse los unos a los otros» para garantizar una buena convivencia.