Entre los meses de febrero y marzo del pasado año, el Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional encabezó dos grandes investigaciones contra el tráfico de 'crack' en la ciudad que sucedieron a otras tres que se habían producido el ejercicio anterior. De estas, la más importante sin duda fue la llamada Operación Samurái, la cual no sólo permitió desmantelar un punto negro en el corazón de Gamonal, sino que además sacó de la circulación a un traficante al que en ese momento consideraron uno de los principales importadores de la cocaína base en la ciudad. Hace unas semanas se sentó en el banquillo de los acusados y alcanzó un acuerdo con el Ministerio Fiscal en el que aceptó una condena de tres años de prisión que serán suspendidos con la condición de que no reincida.
Según recoge la sentencia dictada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial, los hechos que se dan por probados se remontan a los primeros días del mes de marzo de 2024. Los diferentes seguimientos de los 'estupas' de la Policía Nacional confirmaron que el ahora condenado, un hombre de 47 años y natural de República Dominicana, traficaba con 'crack' tanto en su domicilio como en los alrededores. Utilizaba para desplazarse patinetes eléctricos que posteriormente fueron intervenidos.
Tras constatar un pase a escasos metros de su casa, le arrestaron y el Juzgado de Instrucción número 1 de Burgos autorizó la entrada y registro del piso. Fue ahí cuando entregó voluntariamente una bolsa que contenía una sustancia blanquecina que debidamente analizada resultó ser cocaína con un peso de 907 gramos y una pureza del 81,21% que en el mercado ilícito hubiera tenido un valor de casi 95.000 euros. Tenía además otros siete pequeños envoltorios (micras) de apenas 4,35 gramos. Hallaron además básculas de precisión y material para su envasado y distribución. La pena de 3 años de prisión queda suspendida bajo la condición de que no delinca y esté bajo tratamiento contra su adicción.