Desde la promulgación de la Ley de Memoria Democrática, en octubre de 2022, numerosos ciudadanos extranjeros con raíces en este país han iniciado una búsqueda a contrarreloj de las evidencias documentales que acreditan su ascendencia española con el fin de poder solicitar la doble nacionalidad. Esta carrera -la norma daba un plazo de 2 años más otro de prórroga para formalizar las peticiones- está poniendo a prueba sobre todo la capacidad de resolución de los archivos eclesiásticos. El de la Diócesis de Burgos no es una excepción. La imparable llegada de solicitudes de partidas de bautismo desde, sobre todo Hispanoamérica, ha obligado a echar mano de más voluntarios para realizar las labores de rastreo para dar con ellas. Y es que los archivos eclesiásticos, anteriores a la creación del Registro civil, en 1870, son la principal fuente de información para aquellos extranjeros, descendientes de españoles, que pueden beneficiarse de los efectos de la Ley de Memoria Democrática y acreditar tener abuelos o bisabuelos españoles para acceder a la doble nacionalidad de manera automática.
Los números no engañan. Las peticiones relacionadas con la acreditación de la nacionalidad que llegaban hasta la sede del Archivo, en la Facultad de Teología, antes de la promulgación de la Ley no llegaban ni a 50. Un total de 47 fueron recibidas en 2022. Pero en 2023 ya se produjo un aluvión, con un total de 331, más de siete veces más. Y en el presente ejercicio es muy posible que se superen esas cifras, ya que hasta el momento se han tramitado 104 solicitudes. Y todavía faltan otros tres trimestres para que termine 2024. «El volumen es enorme, porque a ello hay que añadir también las peticiones de quienes nos reclaman información con otros fines, como la elaboración del árbol genealógico, la investigación o por cuestiones relacionadas con la hidalguía», explica Miguel Ángel Saiz Cerreda, responsable del Archivo. De hecho, el 'registro' eclesiástico se ha tenido que reforzar con más personal voluntario.
La labor de búsqueda de las partidas bautismales en los libros sacramentales se torna en muchas ocasiones en una verdadera tarea de investigación histórica. Sí, porque la mayoría de los solicitantes no aportan demasiados datos sobre sus antepasados o la información que trasladan al Archivo Eclesiástico es incompleta, cuando no errónea. Y ahí es donde entra en juego la pericia de los trabajadores. «Nos ha llegado más de un correo en el que nos cuentan que su abuelo nació en la Merindad de Castilla la Vieja;pero claro, es que tiene 100 pueblos, si no afinan algo más va a resultar imposible dar con la partida de bautismo», explica el archivero. También se han topado con más de un caso en el que el solicitante aportaba como toda información que su ascendiente era de Quintanilla. «Ya, pero es que hay 23 Quintanillas en la provincia, sin el apellido va a ser difícil hallar lo que busca, le decimos», añade.
Algunos nos señalan que su abuelo era de Quintanilla; hay que decirles que en Burgos hay 23 Quintanillas»Miguel Ángel Saiz, archivero
El Archivo de la Diócesis de Burgos es moderno, su última reorganización data de 2014 y es referencia de otros 'registros' diocesanos. Pero no está digitalizado. «Algunos nos meten prisa para encontrar lo que piden porque incluso tienen ya cita en la embajada o en el consulado, pero esto no es dar una tecla y ya está», señala el sacerdote. Lo bueno del sistema de trabajo en Burgos es que los trabajadores no se dan por vencidos cuando no hallan lo que buscan. Contactan de nuevo con los peticionarios y les animan a que hagan memoria, a que hablen con familiares, para enriquecer la información y ayudar «a centrar el tiro». «Volviendo a los Quintanilla: si nos dicen que recuerdan que estaba en la montaña, pues ya nos dan una pista importante para seguir rastreando», agrega. En ocasiones los trabajadores les aconsejan que se hagan con un mapa y vayan leyendo el nombre de los pueblos de la comarca en la que supuestamente nacieron sus antepasados, para ver si alguno les suena por conversaciones mantenidas con ellos en el pasado. «Esta estrategia a veces da resultado», comentan.
Ana y Patricia llevan tiempo dedicándose a esta labor. Son voluntarias y devotas de la genealogía, de manera que están en su salsa. Y están de acuerdo con lo que explica Miguel Ángel, en muchas solicitudes la información escasea, lo que obliga a «investigar». «Pero es una labor que nos gusta», indican. Y se nota en el índice de éxito, porque de las 331 peticiones que llegaron en 2023 fueron resueltas 210 de forma favorable. Es decir, la partida de bautismo fue hallada, de manera que pudo ser certificada para otorgarle carácter legal con el fin de que sirvieran para dar fe de la procedencia de los antepasados del solicitante. Y de las 104 recibidas este año, un total de 78 han concluido de forma positiva.
La mayoría de las solicitudes de partidas bautismales -en ocasiones también piden las matrimoniales- proceden de Argentina y Cuba. «Alguna hay de Chile también, y de Costa Rica, incluso de Estados Unidos -Miami por ejemplo- de personas emigradas allí desde países hispanoamericanos», afirma Saiz Cerreda. Casi el 100% de las peticiones que llegan a Burgos son de ciudadanos que están inmersos en pleno proceso de petición de la doble nacionalidad. Contactan con el archivo por correo electrónico desde sus países de origen y solicitan la información. En ese momento empieza el trabajo de campo para encontrar las partidas bautismales. Cuando los datos aportados son buenos y concretos «en dos días se puede tener ya la partida bautismal verificada y remitida al interesado». Si la información no es tan buena se puede alargar a «los tres días o cuatro». Y en ocasiones, lamentablemente, hay que comunicar al solicitante que ha sido imposible hallar lo que pedía.
A veces la labor de búsqueda de los antepasados es como una investigación; pero nos gusta»Patricia, voluntaria
En la mayor parte de los casos en los que la búsqueda resulta negativa no es porque el registro de la Diócesis esté incompleto es porque la información aportada ha sido tan vaga que ha sido imposible encontrar nada. En el archivo de la Iglesia burgalesa hay más de 60.000 libros sacramentales de más de 1.100 pueblos de la provincia burgalesa. Los más antiguos datan del año 1500, incluso de antes de que se celebrara el Concilio de Trento, que es en el que se impuso la obligación de que las parroquias empezaran a llevar y conservar los libros sacramentales. «Y en estos cinco siglos es muy poca la información que se ha perdido, no llega ni a un 5%», asegura el archivero.
En el archivo de la Facultad de Teología se guardan la mayoría de los volúmenes de las parroquias. Estas solo mantienen los libros de los últimos 50 o 60 años, en algunas más si el número de bautizos es tan escaso que tardan mucho en cerrar los libros bautismales. En los más antiguos la información era escasa, tan solo el nombre y apellidos del bebé y el de sus padres. A partir del siglo XIX ya aparecen los pueblos de nacimiento de los progenitores, lo que permite redirigir la búsqueda de partidas en el caso de no encontrarlas en la localidad donde los peticionarios pensaban en un principio que habían llegado al mundo sus antepasados.
La importancia del archivo eclesiástico para que los extranjeros consigan la nacionalidad española es esencial. Porque los registros civiles datan de 1870 y, además, para pedir información en ellos hay que tener muy clara la fecha de nacimiento y el lugar.