Balance de gestión y propuestas. Muchas. Alfonso Fernández Mañueco aprovechó el último Debate de Política General para exprimir los instantes finales de la XI Legislatura para marcar perfil presidencial, ya sin el corsé de socios de coalición, y esbozar un futuro de «oportunidades, progreso y bienestar» para Castilla y León. «Soy un presidente orgulloso de su tierra y de sus gentes, convencido del gran potencial de Castilla y León». Noventa y dos minutos ocupó el presidente de la Junta ante un hemiciclo lleno para repasar «logros» de su gestión y «mirar al futuro» sin intención de desaprovechar los doce meses que restan hasta la próxima cita con las urnas. «Tenemos muchos proyectos para este último año de legislatura», reconoció Fernández Mañueco, que en el primer día soleado tras el tren de borrascas –para el que también hubo referencia–, se presentó ante las Cortes con un aluvión de anuncios y medidas que abarcan casi todas las consejerías: nuevos helicópteros y ambulancias de emergencias sanitarias; la gratuidad del transporte metropolitano e interurbano; un bono extraescolares; ayudas de entre 10.000 y 20.000 euros para el relevo generacional de autónomos; o un cheque para el comercio rural con entre 2.000 y 5.000 euros en ayudas individuales.
El otro puntal de su intervención fue el extenso repaso a los tres años de legislatura, que entroncó con sus planes para trazar la «Castilla y León del futuro». «Este gobierno está respondiendo a los retos de nuestra sociedad. Está cumpliendo con los castellanos y leoneses», indicó Fernández Mañueco, que dedicó más de media hora a hacer balance de lo andado y a erigir al PP como la «única opción» para la estabilidad de la Comunidad. Casi de memoria recitó los indicadores económicos de Castilla y León –más PIB, empleo y exportaciones, y menos impuestos–; el podium en los informes nacionales e internacionales en Educación, Sanidad y Servicios Sociales; o la tímida mejora de los datos demográficos.
Siete son los pilares que subrayó «irrenunciables» que se comprometió a «mantener y potenciar» para consolidar el estado del bienestar en Castilla y León. Y cuatro fueron los objetivos en los que estructuró el desarrollo económico, social, ambiental y tecnológico de la Comunidad. Todo ello, aliñado con una serie de recados, de mayor o menor intensidad, a casi todo el que pasaba por delante: Gobierno central, Pedro Sánchez, PSOE, Vox, partidos localistas...
Con el elefante en la habitación de las elecciones del próximo año, Fernández Mañueco arrancó su intervención con la tradicional defensa de la Constitución y un rápido repaso al panorama político nacional. Nada que ver con el discurso de hace nueve meses, cuando Cataluña engulló buena parte del tiempo del presidente. En esta ocasión, ni una vez se mencionó su nombre. No perdió el tiempo el presidente, que desechó rápidamente el sacapuntas nacional para sacar a relucir la hoja de servicios de la Junta de Castilla y León. Rápidamente puso sobre la mesa una de sus enseñas: «Mi oferta de diálogo ha sido una constante en estos años». Enmarcó aquí el diálogo político, institucional y civil. Y volvió a tender la mano a todos para avanzar en la «modernización y progreso» de Castilla y León. Fue aquí donde se congratuló de que el Diálogo Social tiene cinco mesas abiertas.
Cuatro líneas
Antes del minuto 20 de discurso, Alfonso Fernández Mañueco lanzó la primera de las medidas que su Ejecutivo pondrá en marcha durante este año: una ayuda para facilitar el relevo generacional de los autónomos, con entre 10.000 y 20.000 euros para que se hagan cargo de un negocio cuyo titular se haya jubilado o esté próximo a su jubilación. Y a partir de ahí, entrelazó balance de gestión y propuestas hasta el penúltimo folio de su discurso. El presidente trazó cuatro líneas maestras para esa «ambición colectiva que es Castilla y León»: integrar a Castilla y León en la economía del futuro; «mantenernos» como autonomía innovadora y a la vanguardia tecnológica; conseguir una Comunidad natural y sostenible, «desde nuestro liderazgo en energías renovables»; y asegurar para Castilla y León unos «servicios públicos de última generación».
Y utilizó ese paraguas, junto al de los siete pilares sobre los que la Junta quiere actuar para «seguir mejorando» el Estado del Bienestar, bajo el que Fernández Mañueco fue dejando anuncios en forma de píldoras que arrancaban igual: «Y les anuncio que...». Tras este enunciado llegó la incorporación de 6 helicópteros medicalizados (3 este año y otros 3 el año que viene), así como con 14 nuevas ambulancias; la gratuidad total de todas las líneas de transporte metropolitano e interurbano que gestiona la Junta; el refuerzo del sistema de Emergencias 112; el 'bono extraescolares' de 200 euros por niño para los gastos en estas actividades de las familias con menores de 4 a 12 años; el Programa Tuya Alquila, con garantías de cobro, y arreglo de posibles daños, para los propietarios a cambio de que alquilen dentro de las ratios de precio de vivienda protegida; el cheque de comercio rural; o la adquisición de un segundo helicóptero de rescate y montaña para protección civil. «Quiero colocar a Castilla y León en el liderazgo nacional de la protección de las personas ante emergencias sanitarias».
Menos prolífica fue la batería legislativa propuesta por Fernández Mañueco, sabedor de la situación de minoría parlamentaria de la Junta, que se limitó a los proyectos de Ley de coordinación de los servicios de Bomberos y para la mejora de la coordinación y la carrera profesional de los policías locales. Dentro del ámbito ejecutivo, avanzó tres nuevos planes para la industria forestal, la Formación Profesional y la iluminación de los cascos históricos urbanos y rurales.
Otras propuestas incluidas fueron el anticipo de las ayudas a la inversión en agroindustria, el incremento de las plazas de la Universidad de la Experiencia, los 10,8 millones para la implementación de nuevos grados en las universidades públicas de la Comunidad y la creación de los Premios de las Artes Escénicas de Castilla y León.
Demandas al Gobierno
No se olvidó Fernández Mañueco durante su intervención de las históricas reivindicaciones de Castilla y León al Gobierno de España, al que reclamó nuevamente que no haya «comunidades de primera y de segunda». El presidente sacó el listado de exigencias, «agravios» y necesidades de la Comunidad, al que añadió la urgencia de declarar como zonas afectadas gravemente por una emergencia de protección civil a los municipios que sufrieron las últimas borrascas en la Comunidad. Una lista en la que no faltaron las habituales demandas de una financiación justa «sin privilegios ni cuponazos», la defensa del campo ante la amenaza de los aranceles de Trump, una política hidráulica que atienda las necesidades de Castilla y León, que garantice la cobertura de telefonía móvil 5G, y concluyó con el Corredor Atlántico: «No somos más que nadie, pero tampoco menos».