La Unidad de Atención a la Mujer (UAM) está buscando la manera de facilitar el acceso a sus consultas (que dependen del HUBU, pero están en el edificio de Sanidad del paseo de la Evolución) para llegar al mayor número posible de mujeres y tratar de avanzar en su objetivo con mayúsculas: cero embarazos no deseados. La meta todavía está lejos, máxime si se tiene en cuenta que, como acaba de revelar la última encuesta estatal de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), el 25% de las mujeres en edad fértil admiten no utilizar ningún método anticonceptivo.
El responsable de esta consulta, el ginecólogo Abel Renuncio, quien forma parte de la junta directiva de la SEC, destaca que «es un porcentaje muy alto y que se mantiene en el tiempo;no conseguimos bajarlo». Así, en la unidad se han fijado como prioridad intensificar la divulgación sobre la UAM a través de distintas vías, porque «lleva mucho tiempo funcionando, pero hay un cierto desconocimiento sobre lo que hacemos o lo que podemos hacer», dice Renuncio, especificando que «lo habitual es que se nos identifique con la interrupción del embarazos o la anticoncepción básica, cuando nuestra cartera de servicios es muy amplia».
De ahí que ya hayan realizado dos sesiones informativas para Atención Primaria, con la intención de que haya más derivaciones desde las consultas de las matronas y también de las médicas, especialmente de adolescentes y jóvenes. Por una parte, porque en la UAM han observado que se ha reducido la edad media de inicio en las relaciones sexuales, lo cual también conlleva menos madurez para actuar frente a relaciones no consentidas o frente a violencia sexual, pero también porque teniendo en cuenta que una de cada cuatro no usa anticonceptivos, el riesgo de embarazo no deseado es muy alto.
«Nuestra obsesión son las jóvenes sin anticoncepción, con fertilidad elevada y facilidad para quedarse embarazadas sin quererlo», dice Renuncio, destacando que para llegar a este colectivo también es imprescindible que la educación sexual y afectiva tenga más peso en el currículo académico.
«Desde el ámbito institucional habría que diseñar estrategias para llegar a ellas y a ellos, porque chicas y chicos salen con carencias importantes», dice, subrayando lo que es una obviedad: que la anticoncepción, como tantas otras esferas de la vida, exige corresponsabilidad. Es decir, que evitar un embarazo no deseado y/o una enfermedad de transmisión sexual es cosa de dos. Pero en tanto en cuanto no haya avances en el ámbito formativo reglado, la UAM tiene como proyecto «a medio plazo» establecer alguna colaboración con centros educativos, colegios e institutos, para informar. «Nuestra vocación es participar en todo lo que podamos, pero ahí el acceso directo es más difícil, porque depende de educación», dice el ginecólogo.
Vulnerabilidad. El tercer ámbito de actuación prioritaria es el de las mujeres en situación de vulnerabilidad, bien porque están en contextos de prostitución, porque son víctimas de violencia de género, violencia sexual u otras causas que exigen una intervención urgente. «En la UAM tenemos poca lista de espera, pero queremos que en situación de vulnerabilidad la demora sea cero», dice Renuncio, explicando que para ello están buscando la manera de «abrir la puerta» y que asociaciones o entidades que trabajan con mujeres en riesgo de vulnerabilidad puedan gestionar directamente la cita, sin pasar por la Atención Primaria.
A esto se añaden los casos de atención directa; es decir, pacientes que acuden a la UAM sin esperar a la derivación y piden ser atendidas. En ese caso, la trabajadora social o la enfermera «estudia la situación de vulnerabilidad o de urgencia» y, si es el caso, la paciente es atendida de inmediato. «Son casos más excepcionales, lo habitual es seguir el cauce habitual de derivación desde Atención Primaria».
El año pasado la UAM atendió unas 4.000 consultas, de las cuales la mitad eran primeras citas. Los datos de la SEC corroboran que las adolescentes y jóvenes siguen siendo quienes menos consultan con un profesional.
MITOS A DESTERRAR:
La cartera de servicios de la Unidad de Atención a la Mujer (UAM) incluye la anticoncepción y, ahí, su responsable, el ginecólogo Abel Renuncio, destaca que todavía hay mitos que desterrar.
Con preservativo basta. Falso. La encuesta de 2022 de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) indica que el uso del preservativo aumenta con respecto a 2020, pero el ginecólogo Abel Renuncio destaca que «el preservativo es imprescindible para proteger frente a infecciones de transmisión sexual, pero tiene una alta tasa de fallos y si se quiere evitar un embarazo no deseado, hay que usar también otro método».
No hace falta doble método. Falso, especialmente en las franjas de edad más fértiles. La recomendación para las mujeres es un método a largo plazo (anticonceptivos reversibles de larga duración, LARC), como un DIU o un implante y, a la vez, el preservativo. Siempre.
El DIU no es para jóvenes. Mito muy extendido y, según dice Renuncio, incluso entre profesionales. «En el imaginario colectivo tenemos que una chica joven no se puede poner un dispositivo intrauterino (DIU) y muchas lo excluyen directamente, a pesar de que se beneficiarían mucho», dice, destacando que los financiados protegen durante 5 años. No se puede poner si hay alguna contraindicación, pero no por una cuestión de edad. La UAM colocó unos 500 en 2021 y unos 300 implantes, que también son de larga duración.
Hay que descansar de la píldora. De nuevo, error. Es frecuente que quienes toman anticonceptivos hormonales por vía oral (píldora) los dejen a temporadas. «No solo no es necesario, sino que es contraproducente», subraya Renuncio, destacando que en el 'descanso' no solo hay riesgo de embarazo no deseado, sino que se potencian los efectos secundarios. «A nivel trombótico van ligados al inicio del consumo, así que al reiniciar se vuelve a tener un riesgo trombótico que si el uso se mantiene, no se tiene».