La Consejería de Sanidad oferta el 98% de las plazas de Médico Interno Residente (MIR) que se pueden adjudicar en Burgos en esta convocatoria; es decir, 89 de las 91 autorizadas por el Ministerio. Casi la mitad permiten especializarse en Medicina Familiar y Comunitaria (41) en centros de salud, donde siempre quedan vacantes. El año pasado, en una convocatoria histórica para Primaria por número de plazas lanzadas y cubiertas, quedaron desiertas trece y el anterior, otras siete. Esta situación es generalizada en España, ya que la atención ambulatoria parece tener menos interés para los jóvenes médicos que la hospitalaria y así se aprecia en la provincia: el HUBU agota cada año su oferta. En esta convocatoria se podrán elegir hasta 46 plazas; todas, salvo dos de las tres acreditadas en Neurofisiología clínica. A estas hay que añadir una plaza en el Anatómico Forense y otra, también de facultativo, en Medicina Preventiva del HUBU.
Cada convocatoria MIR es un proceso largo, de varios meses, que comienza en enero con la realización del examen que abre las puertas a la especialización. La prueba se celebró el pasado fin de semana, con 13.990 aspirantes para 8.772 plazas disponibles en toda España para cursar la formación como Médico Interno Residente (MIR) y, en caso de obtener las destrezas exigidas, poder ejercer como especialista en la sanidad pública. La falta de equilibrio entre aspirantes y plazas significa que no basta con aprobar, sino que hay que sacar la mayor nota posible para quedar entre los primeros y tener más opciones de elegir. La adjudicación suele realizarse entre mayo y junio; este año aún no hay fechas exactas.
Que la Consejería de Sanidad oferte en Burgos casi la totalidad de las plazas autorizadas indica la urgencia de la Administración por sacar especialistas al mercado y, sobre todo, la necesidad de preparar a médicos de familia. El problema es que los intereses de las autoridades sanitarias no coinciden con los de los médicos que acaban de aprobar el examen, ya que la Medicina Familiar y Comunitaria no está entre las especialidades más deseadas. Es habitual que los hospitales agoten oferta antes que la Atención Primaria en todas partes y, dentro de la atención hospitalaria, lo más demandado suelen ser las plazas en servicios quirúrgicos (Cirugía Plástica, especialmente) y en Cardiología. Sin embargo, Dermatología arrasó el año pasado.
Las razones de que la fase de elección vaya en un sentido u otro son variadas, pero cada vez tienen más que ver con las salidas en la sanidad privada. Dermatología y Cirugía Plástica tienen un campo muy amplio y Medicina Familiar y Comunitaria, no. O no tanto.
Este es un problema al que las autoridades sanitarias no están poniendo solución, a pesar de que hace muchos años que la Organización Médica Colegial empezó a advertir del déficit de médicos de familia que iba a sufrir el sistema sanitario español por pura cuestión demográfica. Lejos de atender, las respectivas Consejerías de Sanidad trataron de ahorrarse salarios y durante muchas convocatorias ofertaron bastantes menos plazas de las acreditadas.
Sirva como ejemplo que en Burgos, la Junta desautorizó a Aranda y a Miranda y entre 2012 y 2019 apenas formó a 5 médicos de Primaria cada año. Una cifra que, como se ha constatado, era del todo insuficiente. Ahora se intenta paliar con 41 plazas: 21 en la capital, 9 en Aranda y 11 en Miranda.
En el HUBU salen plazas en: Alergología (1), Anatomía patológica (1), Anestesia (3), Cirugía vascular (1), Digestivo (1), Cardiología (2), Cirugía General (2), Traumatología (2), Cirugía pediátrica (1), Cirugía Plástica (2), Endocrinología (1), Hematología (1), Rehabilitación (1), UCI (2), Medicina Interna (2), Nefrología (1), Neumología (2), Neurofisiología (1), Neurología (2), Ginecología (2), Oftalmología (2), Oncología (2), Otorrinolaringología (1), Pediatría (4), Psiquiatría (3), Radiodiagnóstico (2) y Urología (1).
A estas se suma la de Medicina Preventiva y la de forense.