Compró un local en la calle Romanceros (zona sur), al que no ha conseguido dar salida en años. Sin embargo, hace seis meses Carlos González se planteó la posibilidad de cambiar su uso y convertirlo en vivienda y se puso manos a la obra.
Se informó de los requisitos exigidos por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), consultó con profesionales de la arquitectura técnica y decidió dar el paso. «En su día lo compramos para poner un negocio, que es a lo que me dedico, pero dado como está la situación creo que tendrá más salida como vivienda y, además, en la ciudad hay demanda de alojamientos tanto en venta como en alquiler», asegura su propietario.
Reconoce que la tramitación no está siendo fácil por la gran cantidad de requisitos que hay que cumplir. «No es tan fácil como parece, además de tener en cuenta todas las necesidades de aislamiento, es obligatorio que en la zona haya aparcamiento. Cuesta más cambiar el uso que la obra que hay que hacer», apunta.
El local tiene 125 metros cuadrados que darán paso a dos habitaciones, dos baños y un salón-cocina, además incluye espacio para garaje. «Es bastante luminoso. Tiene tres ventanas en la fachada. Pensamos que puede quedar una vivienda muy cómoda en una zona de barrio y próxima al centro de la ciudad».
González ya tiene en sus manos el proyecto que encargó al estudio de arquitectura M2cinco y ahora toca presentarlo al Ayuntamiento y obtener la licencia, que confía en lograr en breve. La idea es iniciar las obras en los próximos meses y cuando esté listo tiene previsto alquilar la vivienda, aunque no descarta que pasados unos años pueda ser su hogar.
Los residentes en este tipo de viviendas consultados valoran sobre todo la accesibilidad al estar al pie de calle y aseguran que no son en exceso ruidosas al contar con todos los requisitos de aislamiento aunque no están pensadas para grandes familias.