La dilación en abrir la línea de alta velocidad entre Venta de Baños (Palencia) y Burgos y el retraso histórico que acumula el tramo desde la capital castellana hasta Vitoria -tejiendo el eje norte-sur de una vez por todas- está impulsando a Valladolid como un eje estratégico para el Gobierno. La última prueba de esta estima es que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha anunciado que reforzará a la terminal de viajeros de Campo Grande como «nodo del corredor norte de alta velocidad».

El organismo público acaba de aprobar una inversión de 31,2 millones de euros para construir una segunda vía de ancho estándar en la salida norte de la estación. La entrada en servicio el próximo 30 de noviembre del corredor hasta Asturias, sumado a las rutas actuales hasta León y Burgos y a las del futuro de Cantabria (en construcción) y País Vasco (en redacción) avalan que Adif duplique las salidas desde Campo Grande. Los 31,2 millones que se destinarán a la ejecución de la plataforma, el montaje de la vía y la electrificación de esta segunda vía, de cerca de 7 kilómetros, se completarán con una nueva inyección económica para la instalación de los sistemas de señalización y comunicaciones.

Mientras Valladolid, tal y como apuntan desde el Adif, refuerza su categoría como «nodo del corredor norte de alta velocidad», el proyecto de conexión entre Burgos y Vitoria sigue enfangado. La redacción de los planos que servirán para la construcción de los 90 kilómetros que separan las dos ciudades apenas cumplen ocho de los 24 meses que llegan a tener algunos contratos de plazo. Posteriormente se deberán revisar minuciosamente cada uno de los documentos y reservar una partida presupuestaria millonaria para iniciar su ejecución. Cabe recordar que las primeras estimaciones hablan de una obra valorada en 1.500 millones de euros.

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