La ministra de Trabajo, apoyada por los dos grandes sindicatos, sigue en su línea de ahogar a las empresas. No sólo quiere volver a subir el SMI, sino también endurecer el despido y al tiempo reducir la jornada de trabajo sin merma del salario. Las negociaciones no van bien, aunque es muy probable que la patronal vuelva a caer en el engaño de firmar una subida del Salario Mínimo, para luego tener que tragar con el resto de las propuestas de Yolanda Díaz, aunque no haya acuerdo. Veremos. Lo que sí estamos viendo y a pesar de ello insisten en hacer la vida difícil a las empresas y autónomos, es una ralentización de la creación de empleo.
El lunes conocimos los datos de noviembre y la contratación acumulada en lo que va de año es un 16,3% menor que un año antes y supone casi 2,8 millones de contratos menos. Mientras, la contratación indefinida cae más de un 7,5% respecto al mes anterior y un 8,6% en términos interanuales. Los que tienen un contrato indefinido son apenas el 41,5% del total, el 23,5% lo tiene a tiempo parcial y el 35% son fijos discontinuos. Esta es la realidad del mercado de trabajo y no son sólo cifras oficiales y percepciones de economistas, son fruto del análisis de los datos que han realizado tanto Funcas como el sindicato USO. El trabajo se está troceando, ha aumentado el pluriempleo y hay mucha incertidumbre. Además, estas cifras que se vienen produciendo ya algunos meses son la consecuencia lógica de la ralentización del crecimiento económico que será mucho más acusada el año próximo. De hecho, los organismos nacionales e internacionales han reducido sus previsiones para el PIB de 2024.
En este contexto, es un suicidio no sólo aumentar las cotizaciones sociales y los impuestos, sino también forzar medidas que tienen que ver con la jornada o el despido. Lo que hacen falta son medidas que fomenten el trabajo y sobre todo de los más jóvenes, que son los que están sufriendo tasas más altas de paro. Seguimos siendo los campeones de la UE y de la OCDE y el Gobierno se dedica a poner palos en la rueda, fomentando incluso que estar desempleado sea una forma de vida. En los próximos días habrá nuevas reuniones, pero es de temer que se tomen este tipo de medidas, aunque no haya consenso entre los agentes sociales.