La construcción de la línea de alta velocidad que unirá en un futuro aún no muy definido las ciudades de Burgos yVitoria ha demostrado con el paso de los años su incapacidad para firmar dos avances consecutivos. Ahora, el protagonista es el nudo ferroviario ideado en la capital alavesa para distribuir a partir de la próxima década las distintas conexiones de alta velocidad con la Y Vasca.
El retraso asumido antes incluso de redactar el proyecto del tramo que conectará con el AVE a Burgos supone un nuevo contratiempo en la planificación. Han pasado solo un mes desde que el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, anunciara que la licitación de los cinco subtramos que completarán el trazado entre ambas provincias será una realidad a lo largo de 2025. Una buena noticia, a pesar de no cumplir con las previsiones marcadas por elAdif hace un año, que choca ahora con el contratiempo que afecta a la plataforma que canalizará las conexiones del País Vasco con Burgos, Navarra y Francia.
El Consejo de Ministros aprobó en octubre la cesión de las competencias de la construcción del conocido como nudo de Arkaute, en Vitoria, y el propio Santano señaló en el calendario finales de 2027 como horizonte para su puesta en servicio.Ese será el inicio de una etapa decisiva de la alta velocidad española a la espera del AVE a Burgos.Sin embargo, las cosas se han enfriado a las primeras de cambio.
Además de realizar este ambicioso anuncio, el Gobierno central firmó recientemente un convenio con el Gobierno Vasco. El Ejecutivo autonómico será el responsable de gestionar los 146,3 millones de euros de presupuesto, se encargará de la redacción del proyecto y también de la ejecución de las obras que crearán 10,7 kilómetros de ramales en las cercanías de la ciudad alavesa como punto de conexión con el trazado de la LAV con la meseta a través de Miranda de Ebro y Burgos.
El Gobiernovasco solo ha necesitado un puñado de semanas para poner en cuarentena la hoja de ruta fijada por el Ministerio de Transportes y el secretario de Estado. La consejera de Movilidad Sostenible del País Vasco, Susana García, confirmó que el comienzo de las obras se retrasará y no se cumplirán los plazos marcados. A lo largo del próximo 2025 se avanzará en el expediente administrativo y en esta nueva planificación se asume que será muy complicado trabajar sobre el terreno en 2026. Esta circunstancia provocará que la puesta en marcha del nudo de Arkaute se posponga hasta 2029 o, incluso, a 2030 en el caso de que durante el proceso surjan nuevos contratiempos o complicaciones.
Esta nueva previsión se ajusta mejor a los plazos manejados de forma paralela para la construcción de la línea de alta velocidad Burgos-Vitoria.Cabe recordar que Europa fijó el año 2030 como tope para que entren en servicio los corredores básicos de la red TEN-T, como el Atlántico, y pidió sanciones en caso de no cumplirse este objetivo.
De momento, el trazado disfruta del primer avance real desde que en abril del año pasado se adjudicara la redacción de los proyectos constructivos. La licitación de los cinco subtramos que completarán el AVE Burgos-Vitoria será una realidad a lo largo de 2025, un paso fundamental que, al mismo tiempo, deja claro que ese horizonte de 2030 será muy difícil de alcanzar.
Centrados en la licitación. El secretario de Estado confirmó que en los dos próximos meses se licitará el segmento entre Pancorbo y Ameyugo, el que conectará las provincias de Burgos y Álava. Ese tramo abrirá el camino, aunque los otros cuatro se irán sumando con el paso de los meses.
Por ejemplo, el trazado entre Manzanos e Iruña de Oca necesitará más margen del esperado inicialmente y no llegará a tiempo al plazo que vencía en diciembre después de que en verano se propusiera una modificación del proyecto que incluirá cinco viaductos y tres pérgolas.
Mientras tanto, los segmentos comprendidos entre la Variante Ferroviaria de Burgos- Piérnigas; Piérnigas-Pancorbo y Ameyugo-Manzanos, con bypass hasta Miranda incluido, cuentan con un mayor periodo de entrega que el mencionado entre las localidades de Pancorbo y Ameyugo.
El AVE que unirá en el futuro Burgos con la capital alavesa costará alrededor de 1.500 millones de euros. Ambas ciudades estarán conectadas a través de la futura línea, la cual tendrá 101,3 kilómetros de longitud para terminar de coser de norte a sur todo el territorio nacional. Un paso clave para el futuro de las comunicaciones por ferrocarril de la provincia, que cruza los dedos para que no surjan más cambios de guion en el proceso.