A Arley le 'golpea' la amabilidad

A.C. / Villarcayo
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El joven, su mujer Arnaly y su hijo Axel, de 3 años, llegaron de Cuba a Villarcayo hace un mes con Proyecto Arraigo y Burgos Repuebla. No dejan de sorprenderse con sus nuevos vecinos

Arley Pérez con su mujer, Arnaly Rodríguez, y su hijo Axel, de 3 años, en las inmediaciones del colegio, donde el pequeño comenzó las clases el pasado día 6. - Foto: A.C.

Aunque le ha recibido una primavera fresca y lluviosa y atrás ha dejado temperaturas medias de entre 25 y 32 grados, Arley Pérez Almario repite la palabra «increíble» para describir la acogida que está teniendo en Villarcayo. Si algo le ha 'golpeado' -sorprendido en nuestro castellano- desde que llegó de Cuba el pasado 15 de abril ha sido «la amabilidad». Lo repite más de una vez a lo largo de la entrevista  con el reconocible acento de la isla caribeña. «La amabilidad de las personas, la voluntad de ayudarnos donde quiera que lleguemos nos está sorprendiendo a mi mujer y a mí». De la acogida en el bar y restaurante Manduca, donde comenzó a trabajar al poco de aterrizar, más de lo mismo, «increíble». «Tengo mucho que agradecerle a María y a todos mis compañeros porque llegar sin trabajo hubiera sido muy complicado», admite.

Arley Pérez, de 38 años, está desbordado y muestra sin parar agradecimiento, aunque, a veces, se topa con un freno que lleva algo peor: la lentitud de la burocracia para formalizar todos los documentos, en especial, los de su mujer, Arnaly Rodríguez. Los suyos van más deprisa, porque las raíces españolas de su familia materna han posibilitado que cuente con doble nacionalidad cubana y española desde el pasado año. Hasta donde ha investigado, sus bisabuelos y sus abuelos maternos eran naturales de Los Realejos en la isla de Tenerife. Gracias a ello, su madre, Marisa, se acogió a la doble nacionalidad ya en 2007 y su pequeño Axel, de 3 años, también es español.

Arley y su familia buscaban «una mayor calidad de vida» cuando decidieron emigrar. Reconoce que hace años que la idea de salir de Cuba le rondaba la cabeza. Conoció Proyecto Arraigo -una iniciativa privada nacida en 2017 en la provincia de Soria- y a otros compatriotas que habían llegado a España de la mano de este canal de comunicación entre quienes desean abandonar sus países o sus ciudades y repoblar el medio rural en España. «En Cuba tanto en redes sociales como en la calle, Proyecto Arraigo es muy conocido», explica.

Futuro laboral. Se inscribió en septiembre y fue superando encuestas y test psicológicos para que en Proyecto Arraigo comprobaran su capacidad para manejar el estrés que supone dejar atrás tu tierra, tus raíces, tu familia y tus amigos y adentrarse en una nueva aventura vital. Fue escalando peldaños hasta que le dieron tres destinos posibles donde encajar. La combinación de oferta de empleo compatible con su experiencia profesional y sus preferencias y de alquiler de vivienda que más rápido se coordinó dentro de sus tres posibles destinos fue la de Villarcayo. El pueblo le gusta mucho. «Lo investigué antes de venir», confiesa. En el colegio le han brindado también todo el apoyo y la pasada semana comenzó la adaptación de Axel. Le falta acostumbrarse «a tantas chaquetas».

Arley estuvo en el norte de Méjico estudiando en 2017. Supo lo que es una experiencia de cambio y allí estrenó su primer chaquetón de invierno, el mismo con el que estos días se abriga. A su mujer le está costando algo más adaptarse. A Arley el contacto diario con sus clientes en el Manduca le ayuda mucho. Se ha incorporado a la hostelería, donde tenía experiencia, pero espera homologar su formación en administrador de sistemas informáticos, tarea que desarrolló durante veinte años en una empresa del sector biofarmacéutico. También le interesan las energías renovables y por ello estudió electrónica digital. Llegar a cualquiera de estos sectores es una parte esencial de su sueño en tierras españolas.

Su mujer trabajó como jefa de línea de producción en la misma industria que él y tratará de encontrar empleo en la industria local del sector agroalimentario. Pero antes ha de legalizar al completo su situación. Durante tres meses contarán con el acompañamiento de la técnico de Territorio de Proyecto Arraigo en la zona de Villarcayo y Valdivielso. Será su sombra en todos los trámites. Pero no se les facilitará ninguna ayuda económica excepcional diferente a la de cualquier otro ciudadano, si es que la llegan a precisar. Para optar a este viaje de casi 8.000 kilómetros hasta Villarcayo también han tenido que acreditar un «colchón económico» para subsistir, al menos, tres meses sin ingresos. Fue una de las cuestiones más difíciles teniendo en cuenta la diferencia de las economías cubana y española.