¿Restaurar la iglesia de un pueblo abandonado, en la que nunca se volverá a decir una misa, a celebrar un bautizo ni a oficiar una boda? He ahí el dilema. Tirar el dinero, pensarán muchos. No todos, afortunadamente para el arte, para la historia y quién sabe si para la vida. La música resucita a las piedras; la cultura puede obrar milagros. «Hasta una ruina puede ser una esperanza», reza el lema de la Fundación Santa María de la Real de Aguilar de Campoo, un credo cada vez con más seguidores, sobre todo dentro del Geoparque de Las Loras donde comparte proyectos con entidades, pueblos y gentes que viven a caballo entre Burgos y Palencia.
Junto a la Consejería de Cultura y Turismo y los obispados de Palencia y Burgos, esa fundación culminó en 2009 la restauración de la iglesia de San Pedro Apóstol de Albacastro. Frente a las voces críticas que cuestionaron la intervención en un pueblo deshabitado, los responsables del Plan de Intervención Románico Norte defendieron su apuesta. «No debemos pensar en la restauración del patrimonio, vinculándola solamente a la población que existe en un punto en concreto. Deberíamos pensar en restaurar nuestras iglesias, en crear nuevas infraestructuras, en mejorar las comunicaciones para que la gente pueda venir realmente a habitar estos pueblos», explicaba Jesús Castillo, director técnico de ese proyecto, en el boletín editado por la entidad el mismo año de la intervención.
Han tenido que pasar 16 años para que esas palabras cobren un sentido pleno. El 14 de junio se presentará en ese templo que parece brotar de la tierra con el color de las rosas la segunda edición del Festival de Artes Escénicas de Las Loras, un proyecto que brotó del tesón de la Asociación Cultural Manapites y su presidente, Javier Maisterra, por salvar la iglesia de Fuenteodra y que pronto se confirmó como un proyecto común de recuperación del territorio del Geoparque y sus dos almas, la burgalesa y la palentina, que comparte este ingeniero técnico forestal y muchos de sus pocos habitantes.
«Por y para Las Loras» lleva por lema el Geofest, que extenderá su programación hasta agosto con cerca de una decena de otras tantas localidades de las dos provincias. En la primera edición fueron Castrecías, Fuenteodra, Rebolledo de la Torre, Sotresgudo y Villamartín de Villadiego las iglesias escogidas para llenarlas de teatro, música, literatura o pintura. En esta ocasión ya han recibido peticiones de ayuntamientos y asociaciones de 16 pueblos de la comarca, confirma Maisterra, por lo que tendrán que valorar y escoger en función «del grado de colaboración ofrecido» y de las posibilidades técnicas.
Entre los candidatos ya se han postulado los burgaleses Escalada, Fuenteodra, San Martín de Humada, La Rad, Quintanas de Valdelucio, Urbel del Castillo, alguna de las pedanías de El Tozo, Montorio, Terradillos de Sedano, Sotresgudo, Sargentes de la Lora, Mundilla, Sedano y alguna población palentina como Matamorisca. «Estamos muy contentos porque quieren aportar económicamente y ayudar con personas en la organización», explica Maisterra. Por el momento, solo puede confirmar dos eventos, el del 14 de junio en Albacastro y el del 9 de agosto, víspera de San Lorenzo, en la Dama de las Loras de Fuenteodra.
Maisterra organiza el Geofest junto a Evita Producciones, la empresa de la actriz burgalesa Eva Manjón, con raíces en Villamartín de Villadiego y Sotresgudo, y en colaboración con el Geoparque de Las Loras. Este año se sumará también la Diputación Provincial de Palencia y los grupos de acción local que actúan en el territorio de Las Loras, además de alguna otra institución que está por confirmar. En la primera edición lograron superar los 1.000 asistentes, todo un éxito para un festival que arrancó sin apoyo institucional ni subvenciones y que nunca quiso hablar de números, sino de sensaciones. Precisamente lo que buscarán con ese evento inaugural en Albacastro. «Estamos pensando en algo musical de gran calidad y muy íntimo, para 60 personas», avanza Maisterra sin desvelar más detalles.