La pasión por la danza que no cesa

I.E. / Burgos
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Retirados de sus grupos de danzas, en 2005 Alfonso, Juan Carlos y Javier superaron el cásting para ser tetines de Burgos

La pasión por la danza que no cesa - Foto: Luis López Araico

Los tres tienen en común que sintieron con fuerza la llamada del baile después de retirarse de los grupos de danza en los que partieron la pana en su juventud. Javier Peña, Juan Carlos López y Alfonso Rodríguez se enteraron en 2005 de que el Ayuntamiento iba a homenajear a los tetines que fundaron la Escuela Municipal de Danzantes y a impulsar su relevo, pues algunos de ellos superaban con creces los 70 años de edad. Cuando vieron el anuncio en la revista Plaza Mayor, en época del alcalde Juan Carlos Aparicio, no dudaron en presentarse al cásting.

Cada uno lo cuenta a su manera. Javier había sido presidente del grupo de danzas Condestables de Castilla. Lo había dejado por edad, pero «el gusanillo del baile nunca se pierde». «Lo echaba mucho de menos y valoré qué podía hacer para solucionarlo; así que cuando salió la posibilidad de ser tetín no me lo pensé, porque además soy de Burgos y siento mucho las fiestas», afirma. Al punto de que cuando «suena la dulzaina en la Plaza Mayor» le entra un «no se qué por el cuerpo» que le emociona y, al mismo tiempo, lo empuja a moverse.

A Alfonso le pasó algo parecido. Nada más casarse dejó el grupo de danzas Justo del Río. Como desde pequeño le había llamado la atención mucho este mundo acudió al cásting de tetines. «Llamé, me apunté y aquí llevo 20 años», afirma.

En el caso de Juan Carlos se mezclan la pasión por el baile con un componente sentimental y hereditario. Su bisabuelo, el señor Cayo, había sido tetín. De hecho, es el protagonista de la portada del famoso libro de Virgilio Mazuela, Néstor Pavón y Federico Vélez 'Fede' Los Burgos perdidos. Así que estaba predestinado. 

La verdad es que ese proceso de selección de 2005 al final no fue tal. Se presentaron siete candidatos para cuatro plazas, pero entre todos decidieron que lo mejor era no descartar a ninguno, porque durante el año surgen imprevistos, bajas, lesiones que aconsejan contar con una plantilla más amplia. De tal manera que, fieles a esa filosofía integradora, se van turnando para bailar en los 17 días del año en que los tetines, acompañados por los danzantes, actúan en Burgos. «Y nos va muy bien, nunca hay roces porque unos salgan más o menos; de hecho la camaradería se impuso desde el principio y cada poco tiempo cenamos y nos juntamos», aseguran.

En estas fiestas dos de ellos se jubilan: Juan Carlos y Javier. De hecho, este último llevaba dos años dándole vueltas pero se dejó arrastrar por el primero, quien quería esperar a vestir a su nieto de danzante para 'bailar' con él en unos Sampedros. Lo consiguió por fin el año pasado y con ello vio cumplida su gran ilusión. De modo que Juan Carlos lo deja. Y también Javier. Sus compañeros les harán un homenaje el día 28 de junio a las 13 horas en la Plaza Mayor. Ambos se van contentos porque dejan buen recuerdo y unos sucesores que también lo harán muy bien. «Tenemos una estatua en nuestro honor y estamos vivos, qué más queremos».