La faena detrás del espectáculo

C.P. / Burgos
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Roberto Ortega es el encargado de los corrales y el ruedo del Coliseum. Lleva más de tres décadas entre toros y, pese a su bagaje, avisa que hay que estar siempre atento

La faena detrás del espectáculo - Foto: Alberto Rodrigo

Para cuando los toros se presentan en sociedad ante miles de espectadores en la arena del Coliseum, Roberto Ortega ya ha pasado al menos un par de días con ellos. Se ocupa de recibirlos, comprobar junto al veterinario y el presidente que todo está bien, llevarlos a su corral, darlos de comer, de beber y prepararlos para la hora de saltar al ruedo. Este burebano es el encargado tanto de los corrales como del ruedo y su misión consiste en que todo esté listo para brindar un buen espectáculo a los burgaleses.  

La faena que hay detrás de la feria solo la conocen unos pocos. Son los que están detrás de las cámaras, los que no salen en las fotos. Unos 12 días antes de que comience, Roberto y su equipo ya están trabajando en adecentar los corrales, retirar la pista de baloncesto, echar la arena y poner el albero. Nada puede fallar y los detalles son importantes. «No es lo mismo preparar el ruedo para rejones que para los toros, unos necesitan la arena más blanda y otros más dura para no resbalarse», apunta.

En muchas ocasiones, se trata de un trabajo contrarreloj que comienza con la preparación de las instalaciones y que continúa con la llegada de los animales. «Los toros llegan en el camión y tienen que estar unas 48 horas antes en corrales para que se les quite el estrés del viaje», cuenta Roberto, que está pendiente de ellos desde que ponen un pie en Burgos. «Hay que pesarlos en la báscula nada más llegar, pasan un reconocimiento con la veterinaria para que todo esté bien, los llevamos a los corrales, los damos de comer...», relata.

Durante ese proceso, él y su cuadrilla acompañan a los animales y se encargan de que no les falte ni comida ni agua. «Hay que procurar que estén tranquilos porque para ellos todo es nuevo y les estresa. Su hábitat cambia y, además, pierden 80 kilos en el trayecto de 10 horas de camión. El segundo día ya están más tranquilos», comenta.

Su misión 'acaba' cuando coloca al toro en la chiquera, justo antes de saltar a la plaza, pero continúa después en el matadero, pues tienen que apuntillar al animal y después retirarlo. «Hemos llegado a tener toros de 700 kilos», recuerda.

Roberto se sabe el procedimiento desde la llegada hasta la salida del toro de memoria porque lleva más de tres décadas entre corrales. Empezó con solo 17 años y desde entonces no ha fallado «ni un solo año». Aun así, es consciente de que no puede haber despistes y que deben estar concentrados en todo momento cuando tratan con los toros.  «No es lo mismo un Vitorino o un Miura que otro más suave, pero no puedes perderlos nunca de vista. Hay que tener mucho cuidado», avisa.

Después de días de preparación, ya tiene todo listo para el inicio de la feria y augura que este 2024 será vistosa: «Llevamos tres años subiendo el nivel de los toros y de los toreros». Se presentan seis días de espectáculo que pondrán su broche final el domingo 4 de julio con el Grand Prix. Sin embargo, para Roberto y su equipo todavía no habrá acabado la faena. Será el momento de recoger todo para el año que viene. «Son 20 días metiendo muchas horas. Es duro, pero nos gusta este mundo. Si no fuera así, no lo podrías hacer», concluye.