El nuevo restaurante del PR-1, el estudio de tatuajes junto al barrio de Anduva, la peluquería de la calle Concepción Arenal, el gimnasio proyectado cerca de La Charca, el bar ideado frente a la Comisaría, el local de comida a domicilio de la calle Antonio Cabezón... Estos son ejemplos de iniciativas que se han impulsado recientemente en Miranda. Y todas tienen algo en común: están apartadas del centro y pertenecen al sector servicios. Este tipo de negocios sostiene la actividad comercial de los puntos un poco más alejados, mientras que las tiendas se han concentrado en las principales vías de la ciudad.
La presidenta de Acecaa, Sonia Araico, reconoce que «esa tendencia a reagruparse hacia el centro» por parte «del textil y de los complementos». El motivo es que «esas tiendas necesitan estar en lugares de paso» donde hay «visibilidad». Bien lo saben en la Joyería Tito, que llevaba medio siglo en la calle Juan Ramón Jiménez y ahora está en La Estación. Su gerente, Amelia Fresno, comenta que en su anterior ubicación se habían quedado «desplazados» y buscaban «una lonja más cómoda» y «ser más visibles» para captar a los clientes, algo que han logrado porque notan «que viene más gente de fuera», de esa que pasea por el centro y termina entrando gracias al «el escaparate, que es un vendedor más».
Nos habíamos quedado desplazados y ahora vemos que viene más gente de fuera»Amelia Fresno, Joyería Tito
Fuera de ese núcleo, Araico cree que «es más fácil» que se abran locales para «dar un servicio, como en un gimnasio, porque puede importar menos donde esté para que los usuarios vayan allí». Así ha ocurrido en JC Barber Studio, una peluquería que abrió hace dos meses junto al IES Montes Obarenes y está teniendo tanto éxito que en este tiempo no ha tenido «ningún servicio libre». En esos términos se expresa su fundador, Álvaro Jiménez, quien rastreó ubicaciones como la calle Comuneros de Castilla o La Estación, pero terminó escogiendo este local por varios factores. Según dice, el entorno «es una zona en expansión», que cuenta con «sitio para aparcar por si viene gente de fuera», dispone de «mucho movimiento» de clientes potenciales «por el instituto de al lado» y tampoco«está lejos del centro».
Si a la gente le gusta, va a venir. Hay quienes se van al fisioterapeuta hasta Logroño»Álvaro Jiménez, JC Barber Studio
Además, en su caso, la visibilidad puede alzarse como algo negativo, ya que su peluquería «tiene una cristalera muy grande y si fuera en la zona peatonal cada vez que pasa alguien sería más incómodo, en cambio aquí no invade el espacio del cliente». Pero, en realidad, el dueño de JC Barber Studio reconoce que ese argumento o los anteriores no son los principales a tener en cuenta para entender su elección por este punto de Miranda. Para él, la clave está en que en este tipo de negocios «la zona no es tan relevante, porque si a la gente le gusta el servicio, va a venir», ya que «por ejemplo, hay quienes se van al fisioterapeuta hasta Logroño porque les gusta ese profesional».