La siniestralidad laboral se cobró la vida de 32 personas en los siete primeros meses del año, con un aumento del 52,3 por ciento respecto al mismo periodo de 2021, con once fallecidos más. El número global de siniestros ascendió entre enero y julio a 15.071, un 7,9 por ciento más que el año anterior, y los accidentes graves ascendieron a 123, con un avance del 3,3 por ciento.
En cuanto a los accidentes in itinere, se cobraron la vida de cinco personas, una menos que en 2021; con un total de 1.430 siniestros, que se elevaron un 1,7 por ciento. Los graves in itinere ascendieron a 22, frente a los diez de un año antes. Las enfermedades profesionales con baja reconocidas ascendieron a 273, un 12,81 por ciento más que en el 2021.
CCOO puso de relieve que del total de fallecidos seis se produjeron en el mes de julio, y "tampoco parece que vaya a dar una tregua con tres accidente mortales contabilizados, dos de ellos en la provincia de Valladolid y uno más en Salamanca".
En este sentido, el sindicato hizo un llamamiento, en boca de su secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO Castilla y León, Fernando Fraile, "a la responsabilidad de los empresarios, a la necesaria vigilancia de la autoridad laboral y al incremento de la formación e información a trabajadores sobre la prevención de riesgos con el objetivo de que acabe esta ola de muertes en el trabajo". Fraile insistió en que "es imprescindible cumplir escrupulosamente, cada uno en el ámbito de sus competencias, con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales para poner fin a esta lacra".
Aunque las causas de la siniestralidad siguen siendo variadas, para Fernando Fraile, el responsable de Salud Laboral de CCOO Castilla y León, "las condiciones de trabajo son el elemento más determinante para el aumento de los accidentes laborales por lo que exigimos responsabilidad a las empresas".
En concreto, de los 32 accidentes mortales del periodo enero-julio, 14 fueron por lesiones no traumáticas, ocho de tráfico, tres por aplastamiento, el mismo número por caída de altura, uno por sepultamiento, otro por caída de objeto sobre el trabajador, uno por exposición a agentes biológicos (COVID) y otro por quemaduras e inhalación de humo.
Casi la mitad de los siniestros, 14 en total (el 43,7 por ciento de los accidentes mortales), se deben a infartos lo que, en opinión de CCOO está "claramente relacionado con los riesgos psicosociales consecuencia de una inadecuada organización del trabajo". Fernando Fraile solicitó a la Inspección de Trabajo "que impulse los programas dedicados a reducir este tipo de riesgos en las empresas".
Por este motivo exigió a la Junta de Castilla y León la continuidad de los programas de prevención de la siniestralidad laboral, consistentes en el asesoramiento en materia de prevención a empresas y trabajadores, así como el desarrollo del VI Acuerdo de Prevención de Riesgos Laborales de Castilla y León.
Sectores y provincias
Por sectores, los siniestros laborales con baja se elevaron un 12,4 por ciento en la construcción, hasta 2.250; un 11,7 por ciento en los servicios, 8.017; y un 6,9 por ciento en el primario, con 961. Por el contrario mermaron un uno por ciento en la industria, con 961.
Por último, los accidentes se elevaron en Valladolid (3.499), 36,6 por ciento; Zamora (1.002), 12,9 por ciento; Soria (812), 12,1 por ciento; Salamanca (1.819), 2,7 por ciento; Burgos (2.927), 2,1 por ciento; y Palencia (1.059), 1,6 por ciento. Por el contrario, descendieron en Ávila (620), un once por ciento; y en León (2.201), un 4,1 por ciento.