El fallecimiento de José Ignacio Nicolás-Correa el pasado jueves 16 de mayo a los 75 años truncó los planes que tenía la Cámara de Comercio de Burgos de imponerle la Medalla de Oro. Sin embargo, el Pleno de la entidad acordó ayer la aprobación del expediente instructor iniciado en marzo para que este reconocimiento, ya a título póstumo, no caiga en el olvido. Es más, antes de iniciar la sesión, que se celebró en el Salón Rojo del Teatro Principal, se guardó un emotivo minuto de silencio en su memoria.
Y es que la figura del empresario burgalés ha estado estrechamente ligada a la Cámara de Comercio y por ende al entramado económico de la provincia. José Ignacio Nicolás-Correa, que tomó el relevo de su padre Baldomero y que aupó a la compañía líder en la fabricación de fresadoras a niveles inimaginables, se sumará dentro de un tiempo a la larga lista de personalidades, asociaciones a instituciones a los que la entidad cameral ha reconocido con su mayor distinción. Uno de los últimos en recibirla fue su exsecretario, José María Vicente, mientras que en reconocimiento a su labor durante los meses más crudos de pandemia se acordó su concesión a los sanitarios y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
El empresario Jesús Echevarrieta también recibió la Medalla de Oro de la Cámara a título póstumo tras fallecer hace ahora una década a los 66 años. Su hija recogió por aquel entonces el galardón en un sentido y emotivo homenaje que se celebró en la sede de la calle San Carlos de la capital burgalesa semanas después del deceso.
En otro orden de asuntos, el Pleno de la Cámara dio visto bueno a sus cuentas anuales y a la liquidación del presupuesto de ingresos y gastos correspondiente al 2023 (...).
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