La empresa burgalesa Molteplas genera, fruto de su actividad industrial de inyección de termoplásticos, grandes cantidades de residuos. Entre toda la variedad de restos que gestionan a diario se encuentran, por ejemplo, pequeñas porciones de PVC rígido procedente de la fabricación de perfiles. La falta de utilidad a nivel puramente productivo provoca que estos materiales se envíen a un gestor autorizado para su gestión.
Sin embargo, quizás a partir de esta semana estos residuos -completamente inservibles para Molteplas- puedan ser la pieza angular de alguna de las obras de artistas burgaleses como María José Castaño o Simón de Castro. «Me parece un material tremendamente atractivo, sobre todo por su color. Quiero hacer pruebas con este producto y seguro que experimentando me surgen nuevas ideas», aseguró ayer Castaño.
Ella, junto a otros creadores y a representantes de decenas de compañías radicadas en Villalonquéjar o de la Universidad de Burgos se dieron cita en la primera edición de la Scrap Store o mercadillo de residuos que organizó la asociación de empresarios del polígono. La dinámica se enclava dentro del programa de Economía Circular que ha puesto en marcha esta entidad hace un par de años para tratar de dar una segunda vida -o las que hagan falta- a residuos industriales que, normalmente, acaban en un vertedero o punto de reciclaje.
Aunque en un principio la jornada estaba pensada para el intercambio de restos entre las propias empresas, el interés que despertó el evento entre el tejido cultural avaló que fueran varios los artistas que se desplazaron hasta Villalonquéjar. «Las porciones de PVC rígido que ofrecemos nosotros se pueden llegar a fundir para realizar formas con algún tipo de molde o recubrimientos de piezas hechas», explicaron dos trabajadores de Molteplas. Esta, junto a otras como Smurfit Kappa, gran generadora de embalaje de cartón, acudieron a la cita que organizó la AEPV por la mañana. «Cuando acercamos a las empresas, muchas se dan cuenta de las sinergias que se puedan crear entre ellas con materiales que, en un principio, no tienen valor. Queremos juntar demanda con necesidad tratando de evitar que los residuos vayan al vertedero y sean basura», explicó José Juan Martínez, miembro de la directiva de la Asociación de Empresarios del Polígono de Villalonquéjar y uno de los promotores de esta iniciativa que promueve la economía circular local.
«Nuestra intención es que los residuos tampoco viajen mucho, que se queden a ser posible dentro de Villalonquéjar o de la ciudad», aseguró Martínez. Hace meses se pusieron en marcha, al calor de la AEPV, grupos de trabajo que tratan de poner en marcha esos ciclos cerrados de reutilización en materiales tan recurrentes como el cartón, la madera o los plásticos. Es más, el aprovechamiento se estudia incluso entre las empresas lácteas tratando de ver cómo trabajar con el residuo que generan fruto de los sueros que emplean. Todo un mundo por descubrir.