La olla a presión que durante año y medio ha sido el Gobierno de Madrid ha estallado y ha sacudido no solo a los socios, PP y Ciudadanos, sino a la estrategia de la izquierda, cuando el PSOE vacilaba sobre el futuro de su líder, Ángel Gabilondo (suena más la presidenta del Senado, Pilar Llop) y con Unidas Podemos y Más Madrid lejos de la unidad.
La moción de censura presentada en Murcia, donde los naranjas han roto su Gobierno con el PP y le desalojará del sillón presidencial con el apoyo del PSOE, ha precipitado la ruptura de un Ejecutivo que semana tras semana no se ha molestado en disimular sus desencuentros al máximo nivel. Parecía que era cuestión de tiempo que rompieran.
Porque ni Isabel Díaz Ayuso ni Ignacio Aguado han ocultado sus diferencias y han hecho lo posible por hacerlas visibles, con declaraciones contradictorias y rectificaciones mutuas constantes.
Tal ha sido la tirantez desde que nació el Gabinete que los rumores de adelanto electoral o de una posible ruptura y moción de censura en este año y medio de pacto entre PP y Cs nunca se han tomado a la ligera y siempre se les ha dado visos de realidad.
La suma de los dos partidos es del todo insuficiente para gobernar en Madrid, lo que -para incomodidad de la formación naranja ante sus votantes- hace depender al Gobierno de los votos de Vox, partido que ha ganado peso tras las elecciones generales y catalanas y que espera pescar ganancias en el revuelto río en el que se ha convertido la política madrileña. Puede ser el gran beneficiado en unos hipotéticos comicios.
La idea de adelantar las elecciones ha rondado a Ayuso desde 2020 y su entorno nunca ha querido cerrar la puerta del todo a la posibilidad de llamar a las urnas si con eso se evitaba una moción de censura.
El bloque conservador se ve más fuerte ante unos nuevos comicios que sumando escaños en la Asamblea, donde una moción de la izquierda podría salir adelante si Ciudadanos decidiera retirar su apoyo a la dirigente popular.
La jugada en Murcia ha precipitado los movimientos, y si la izquierda se planteaba imitar lo sucedido allí y convencer a Ciudadanos para que abandonase a Ayuso, esta no ha dado margen a la duda y ha optado por convocar elecciones, con el cálculo de que la formación naranja pueda descalabrarse, como ha sucedido hace pocas semanas en Cataluña, y que Génova podría apoyarse en el partido de Abascal, que sigue sin desinflarse en las urnas y podría salir muy fortalecido.
Vox, como socio, podría ser más cómodo para Ayuso que Ciudadanos, que en su posición de centro ha votado en muchas ocasiones junto con la izquierda en la Asamblea autonómica.
Y con la mirada puesta aún más lejos en el futuro, tener al partido derechista al lado y no haciendo oposición podría restar protagonismo a esta formación, haciendo menos sombra al PP.
La posible convocatoria anticipada de elecciones ha estado en la mente de los partidos de izquierdas igual que lo ha estado para Ayuso o Aguado, y también los movimientos para presentar mociones de censura. Finalmente el PSOE y Más Madrid dieron el paso tras la firma del decreto de la presidenta para disolver la Asamblea y convocar elecciones.
Una decisión de la presidenta que sorprendió a Ferraz con dudas sobre la figura que va a liderar el proceso: el portavoz en la Asamblea, Ángel Gabilondo, ha sonado reiteradamente en las últimas semanas para ocupar el cargo de Defensor del Pueblo, alejándolo de la contienda electoral, pero su nombre figura como alternativa en la moción socialista.
Margarita Robles
Las quinielas sobre otro candidato al frente de la lista socialista no se han hecho esperar, con rumores como que pueda ser la ministra de Defensa, Margarita Robles, si finalmente hay elecciones en mayo, opción que está en al aire tras la admisión a trámite de las mociones de censura.
Podemos y Más Madrid, por su parte, tomaron rumbos separados en las anteriores elecciones y siguen distantes, atomizando el voto más a la izquierda del PSOE y sin visos de que puedan unir listas de cara a posibles comicios el próximo 4 de mayo.
Y Vox, muy fortalecido tras los resultados en las elecciones generales (donde ascendió hasta convertirse en tercera fuerza en España) y en Cataluña (donde dio el sorpasso al PP y logró más escaños que los populares y Cs juntos), es el más interesado en que haya nuevos comicios madrileños, ya que parece no haber tocado aún su techo electoral, según vaticinan encuestas como el último barómetro del CIS.