España está acostumbrada a acudir a las urnas en domingo. Así se ha hecho de manera tradicional. Para ello, las autoridades competentes, bien nacionales, autonómicas o regionales, elegían la fecha de la firma de la disolución de las corporaciones y la convocatoria de los comicios para cumplir con los días preceptivos (54) que marca la ley electoral antes de la celebración de las elecciones. Sin embargo, la precipitación con la que la presidente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, adelantó los comicios para evitar una moción de censura provocó que el calendario se descuadrase y la fiesta de la democracia quedase fijada para el martes 4 de mayo, una circunstancia ocasional aunque no inédita en la política española.

En los primeros años después de la instauración de la democracia, las distintas convocatorias nacionales se efectuaron en días laborables, como fueron los miércoles para el referéndum de la Ley para la Reforma Política del 15 de diciembre de 1976, las elecciones para las Cortes Constituyentes del 15 de junio siguiente y el referéndum de la Constitución del 6 de diciembre de 1978.

En 1979, los españoles también votaron entre semana; el 1 de marzo, para elegir a los diputados y senadores de la I Legislatura, era jueves; y las elecciones del 3 de abril, para la conformación de los primeros Ayuntamientos democráticos, martes. Se celebraron en jueves los comicios legislativos del 28 de octubre de 1982 para la II Legislatura, en miércoles el referéndum de la OTAN del 12 de marzo de 1986 y también fue jueves las segundas elecciones al Parlamento Europeo del 15 de junio de 1989.

Salvo esas primeras excepciones, las demás elecciones que se han celebrado en todo el territorio nacional, tanto locales, como legislativas y europeas, siempre han tenido lugar en domingo.

Debido a lo insólito, a los ciudadanos les suelen surgir distintas dudas en torno a la cita con las urnas, como las relacionados con el trabajo o las obligaciones escolares. Votar es un derecho blindado por la Constitución, por lo que el electorado de la Comunidad tendrá derecho a abandonar unas horas su puesto de trabajo para depositar su voto en una urna y volver en caso de que sea necesario. Se trata de un permiso especial y retribuido que precisará de un justificante expedido en el colegio electoral. 

En el caso de los escolares, se puede prever que ocurrirá lo mismo que en las elecciones catalanas de 2017, que se celebraron el jueves 21 de diciembre. Entonces el Ministerio de Educación declaró esa jornada «día no lectivo» en la enseñanza no universitaria de la comunidad «de conformidad con la normativa vigente en materia electoral».