Coque Malla no tiene 18 años. Pero puede desnudar el alma a quien se lo proponga. Así reza la letra de Místico, el tema con el que arrancó su esperado concierto en Sonorama Ribera. Aguardado con nervios, por ejemplo, para Merche, que junto con su hija Daniela se hicieron con un hueco en primera fila tras esperar desde las siete de la tarde. A pesar del sofocante calor, ambas, naturales de Burgos, sabían que valdría la pena después de tantos años escuchando al que fuera líder de Los Ronaldos y que celebra sus 40 años sobre los escenarios. Ahí es nada. Fiel a su estilo, con sinfonías potentes y canciones desgarradoras e intensas a partes iguales, el madrileño emocionó por momentos e hizo que sus fieles vibraran en otros tantos.
Poco después de saltar al escenario principal al atardecer, pidió a la multitud que rugiera. Y así fue. Especialmente cuando llegó uno de los grandes momentos de su actuación al entonar con Anni B Sweet su mítico No hay manera. En ese momento, el público alzó sus copas de vino y un buen número de teléfonos móviles para inmortalizar un clásico donde los haya. Todos coreaban una y otra vez el archiconocido No puedo vivir sin ti / no hay manera y ellos se fundieron en un abrazo de complicidad.
Vestido con una camisa negra de lunares blancos, gafas de sol y un fular amarillo al cuello, Coque Malla continuó con La señal y, acto seguido, se lanzó con otro de sus himnos: Adiós papá. Justo lo que necesitaban sus fans para continuar con el rugido. Y así, dando rienda suelta a su vena rockera, el cantante madrileño interpretó Por las noches, en un festival que, tal cual dice su letra, haremos lo de siempre / porque nos gusta y porque nos divierte. «¡Nos divierte!», gritó por si no hubiera quedado claro, agradecido de participar en los encuentros tanto con los compañeros de profesión como con el público que permite un festival así. «Es un honor estar aquí. ¡Viva agosto y viva Sonorama!», exclamó.
Tras interpretar Extraterrestre, La carta o ¿Volverá?, Coque Malla enfiló la recta final con un mensaje a todos los allí presentes: «Volveremos a Sonorama, cómo no». Acto seguido, igual que al inicio, les reclamó terminar con otro rugido para Aranda bajo los acordes de Un lazo rojo, un agujero. Y de nuevo, sus deseos fueron órdenes para esa parroquia de toda la vida que logra mantener como pocos.
El día de Dani Fernández. Después de Coque Malla, Dani Fernández completó su triplete. Primero triunfó en la plaza de Trigo con Supersubmarina, que cantó para éxtasis de los allí presentes y en presencia de dos de los integrantes de la banda de Baeza. Por la tarde entonó la contagiosa Dopamina junto a Veintiuno y, más tarde, se coronó con su propio concierto como cabeza de cartel. También Veintiuno se metió al público en el bolsillo de principio a fin y no dudaron en montar una buena fiesta para cantar a los cuatro vientos su odio a La vida moderna.