Alberto Herrero siempre ha sido un apasionado del Dakar. El piloto burgalés Llegó a viajar a Mauritania para vivirlo de cerca en 2008, pero una alerta terrorista obligó a cancelar aquella edición. Pese a ello, ahí ya estaba plantado la semilla de su curiosidad. Luego participó, compró un camión... paso a paso hasta llegar al presente, en el que su equipo, el THTrucks, participará por 15ª edición. Él lo hará pilotando un camión, pero esa solo es la punta de lanza. El proyecto lo forman más de un centenar de personas y, además de competir, son un referente en cuanto a asistencia. De hecho, en esta edición serán los encargados de cubrir las espaldas a Ford y, por lo tanto, a Carlos Sainz. Estarán a todo.
¿Nota algo diferente este año, en la que será su participación número 15?
Lo afronto con las mismas ganas que el año pasado, pero es que nos fue tan mal que espero que salga algo mejor. Rompimos, no hicimos el Dakar que queríamos, a ver si esta vez nos acompaña un poco más la suerte.
¿Qué objetivos se marca?
Acabar lo más adelante posible y que todos los vehículos lleguen a la meta. Mi carrera es importante, pero la de nuestros clientes es igual de importante.
A su equipo le tocará cubrir las espaldas de Carlos Sainz, una leyenda de Dakar...
No es la primera vez que vamos a asistir a Carlos Sainz. Siempre asistimos a un equipo grande y no se asiste a un segundo por la competencia. Desde el año pasado estamos con Ford y justo han fichado a Carlos Sainz. Además está Nani Roma, Mattias Ekstrom y el americano, Mitch Guthrie...
¿Cuánto cree que influye la experiencia en el Dakar?
Todo. Lo es todo. Sin experiencia no vas a ningún lado en el Dakar. El ser capaz de ver cómo hay que tratar a un cliente, cómo tienes que reparar una pieza... la experiencia es todo. Cuando un mecánico ha estudiado todavía no es un mecánico, es un aprendiz y con los pilotos pasa lo mismo. Cuando ves una duna, si no es tu primera vez, ya sabes cómo afrontarla. En los primeros años piensas que sabes todo y no lo sabes.
¿Qué aprendió de esa pasada edición del 2024?
Bueno, hay que destacar que el único vehículo que no acabó fue el nuestro. Es curioso que lleves 25 vehículos en carrera y se rompa el tuyo. Por un lado te quedas con mal sabor de boca porque es el tuyo, pero por otro lado sabes que nadie puede decir que no se ha cuidado su vehículo como el que más. Son máquinas y es lo que toca a veces.
Ya ha mencionado la suerte y ahora dice que 'a veces toca', ¿el azar, la suerte está muy presente en el Dakar?
Es obligatorio que aparezca. Hay que saber, hay que estar preparado, tener todo en su sitio... pero también tener suerte. Solo con suerte no vas a acabar, pero si tienes todo pero no suerte, tampoco.
Siempre se dice que este es el rally más duro del mundo, ¿usted lo comparte?
Sí. Sea el primer día, el quinto o el último, siempre vas a tener un problema que te lleva a preguntarte qué haces allí. Pero ese ratito se pasa.
¿Cuál ha sido su experiencia más dura en un Dakar?
En una edición volqué en el desierto de Atacama, en las dunas del Nihuil, no se olvidará nunca. Era una zona en la que no había manera de entrar y mi copiloto estuvimos allí tres días y yo. Vino un todoterreno, pero no podía sacar el camión y el que lo conducía dijo: 'Ahorita mismo vengo a ayudaros'... y el ahorita mismo fueron tres días. Luego llegó un buldócer y salimos. Entonces las asistencias no eran como son ahora.
¿Y tenían comida, bebida...?
Teníamos agua. Además llegó un hombre con un caballo. Se quedó mirando y preguntó: ¿Vais a estar mucho tiempo aquí? Le dije que hasta que nos recogiesen y recuerdo que contestó: «Debajo de aquella planta tenéis agua. Adiós». Siguió con su caballo y se marchó. No lo comprobamos porque teníamos botellines. No había comida, pero no te acuerdas de ella. Te acuerdas de buscar la sombra. Hicimos un pequeño agujero debajo de la caja del motor porque el sol calentaba a 40 y tantos grados. Quietos como lagartijas.
Veo que entre avería y avería, será imposible marcarse una rutina o normalidad.
Es imposible. He llegado a estar tres días sin quitarme el mono. La carrera va en línea, avanza y si te quedas atrás te quedas fuerta. Tenías 20 minutos desde que saliese el último participantes y nosotros, que éramos camión de asistencia en pista, llegábamos los últimos, reparábamos nuestro vehículo, cogíamos el cartón de ruta, y 'Hasta luego'.
¿Dos o tres días sin dormir y teniendo que conducir?
Sí, sí. En uno de ellos que le dije a Javi, mi copiloto, que condujera en un enlace. Los copilotos tienen el carnet de camión y le dije que no podía más. Él había estado durmiendo un poco y me dijo que vale, que estaba fresco. Me bajo por mi lado, meo, entro por la otra puerta y me lo encuentro dormido. No se enteró ni de que abrí la puerta. Estaba tan muerto como yo. Pues nos echamos media hora y arrancamos para poder llegar al campamento y poder salir. En un Dakar hay que comer y dormir cada vez que puedas porque no sabes cuándo va ser la próxima.
Me sorprende que esto sucede ya en un enlace, una vez completada la etapa...
Es que un enlace es una carretera. Antes llevas tanta presión que la aguantas, pero cuando llegas a la meta te relajas. Es tan importante como una duna, pero te relajas y puedes caer.
¿Ha estado en el Dakar de América y en el de Arabia Saudí? ¿Con cuál se queda?
Un poco de cada uno. Arabia es muy bonito, pero no hay público. En Sudamérica parabas y te invitaban a comer. En cualquier sitio tenías una avería y aparecía alguien que te ayudaba. En Arabia puedes parar 3, 5 o 7 horas, que no va a aparecer nadie. No hay gente y tampoco entienden lo que es el Dakar. No lo conocen más que en ciudades grandes.