El pajarero medinés volará siempre

A.C. / Medina de Pomar
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Un homenaje en la Casa del Parque de Ojo Guareña recordará el sábado al admirado naturalista Daniel Saldaña, fallecido en un accidente con 25 años

Daniel Saldaña en la zona de las Dullas, cuando localizó con unos amigos al macho de roquero rojo, un ave escasa que cría en Merindades durante el verano. - Foto: DB

El joven Daniel Saldaña dejó una huella imborrable en muchísimos amantes de la naturaleza. Quienes le conocieron describen a este incansable ornitólogo, autor del blog El pajarero medinés, como un incansable aprendiz de especies de aves, orquídeas, murciélagos y últimamente, también mamíferos. Tanto y tan rápido quería acaparar conocimiento y «aventuras» que profesionales de la educación ambiental y la ornitología con muchos más años de experiencia que él aseguran que les adelantaba «por la izquierda y por la derecha». Murió el pasado mes de julio a los 25 años en una curva de la carretera de Espinosa de los Monteros, pero su vuelo no cesa y el sábado, sus amigos y seguidores podrán encontrarse en un homenaje que ha organizado la Casa del Parque de Ojo Guareña donde trabajaba.

El director del instituto Castella Vetula y biólogo, Juan Ángel de la Torre, considera que Daniel Saldaña era «una enciclopedia naturalística, un fenómeno y con una forma de ser única e irrepetible». Coinciden todos los que le conocieron en su bonhomía y carácter afable, así como en su entusiasmo y pasión por la naturaleza. Cuando estudiaba aún la ESO preguntó a De la Torre qué había de hacer para ser ornitólogo. Le contestó que no había carrera para ello y que la clave eran «unos prismáticos, telescopio y horas y horas de campo y lo cumplió».

Primero era su padre quien le acercaba a la Casa del Parque de Ojo Guareña para ver exposiciones fotográficas, escuchar charlas o acudir a talleres de educación ambiental. Pero también a cualquier otro lugar donde disfrutar de lo único que le gustaba, los pájaros y la naturaleza. Desde la Merindad de Valdivielso, el ornitólogo Josu Olabarria, recuerda su participación en un taller de cajas nido organizado en el instituto medinés. Desde entonces comenzó a acompañar a Olabarria y a sus hijos a avistamientos de aves, por ejemplo, a las marismas de Santoña en invierno. «El veneno se lo metimos nosotros», recuerda con cariño este también guía de senderismo, a quien le sorprendía la rapidez con la que aquel niño quería aprender. «No sé donde hubiera llegado, porque era una esponja», le describe.

La avidez por el conocimiento de Daniel hizo que pronto entrara en el mundo de los naturalistas y ornitólogos de Burgos, Cantabria o País Vasco, donde encontró  amigos con los que compartir su inquietud por conocer todo lo relacionado con la naturaleza y viajar en busca del avistamiento de todas las especies posibles allá donde se encontrarán, bien en Merindades, Asturias, Lugo, Pirineos... Con uno de ellos, José Luis Pacheco, pasó grandes momentos. «Superaba a todo el mundo. En tres meses me daba mil vueltas por su extraordinaria capacidad», rememora.

Guía y educador. En lo profesional no tuvo dudas. Como recuerda quien fue su jefe en Ráspano Ecoturismo, Rafael Sánchez, el joven quería ser guía intérprete, educador ambiental y guía ambiental y «apostaba por su tierra». Tras cursar un ciclo de grado superior de Técnico en Gestión Forestal y del Medio Natural en Coca (Segovia) hizo prácticas en Ráspano Ecoturismo, donde desarrollaba desde talleres y rutas de ornitología y orquídeas hasta talleres de rastros y huellas de animales o de escucha del canto de los murciélagos.

Dirigió multitud de actividades ligadas a la Casa del Parque de Ojo Guareña y atendió a sus visitantes. Regresaba de allí a Medina de Pomar el día que un accidente de tráfico frenó su vida en seco. Era un «crack» dicen todos. Rafael Sánchez afirma que «iba a apuntar muy alto, porque avanzaba sin parar, era muy metódico, trabajador y fue muy precoz». El sábado se plantará un tejo junto a la casa en Quintanilla del Rebollar y se soltará un ave. Amigos de Burgos, Ávila, Segovia, Cantabria, Madrid o Vizcaya le volverán a ver volar.