El incesante aumento de los costes nubla el horizonte del tejido empresarial de Aranda y la Ribera del Duero. Prácticamente todos los sectores, desde el industrial hasta la construcción, pasando por la viticultura y la hostelería, coinciden en subrayar que los precios llevan meses sin darles tregua y vaticinan que continuarán subiendo a lo largo de 2024. «A nivel macroeconómico se espera que sea un año de estancamiento, no de crecimiento. Aunque siempre hay excepciones», apunta Cristina Martín, presidenta de FAE-Asemar. En esta línea también se pronuncia Eduardo López, vicepresidente de la patronal arandina de la construcción (Asecon). «Todo apunta a ello, a más subidas. A menos no ha ido nada. Pides presupuestos y no tienen nada que ver con los de hace dos años. Es más, a medida que avanzas con tus proyectos te encuentras con nuevos aumentos», sostiene, al tiempo que indica que la cerámica, por ejemplo, se ha encarecido en torno a un 70% y el acero casi se ha duplicado. Ante este panorama, López reconoce que en su sector tratarán de cerrar el mayor número de operaciones posible antes de que acabe este año, en cuanto a suministro de materiales, ya que «si ahora están caros, puede que suban aún más». Eso sí, con precaución:«Tampoco se trata de comprar por comprar».
Pero no sólo eso. Tal como reconoce el vicepresidente de Asecon, parte de estas subidas se terminarán repercutiendo en el precio final de las viviendas. Por ahora, prácticamente todo lo que se construye en Aranda se está vendiendo. Ahora bien, «¿hasta dónde va a llegar?», cuestiona el propio López, mientras admite que su preocupación es que la gente «sea capaz de encajarlo» teniendo en cuenta que la subida generalizada de costes y el golpe de la inflación están mermando el poder adquisitivo. Al final, desde la Asociación de Empresarios de la Construcción concluyen que las perspectivas «no son muy positivas» en lo inmediato y López reconoce que no espera una bajada de precios. «No me he encontrado nada que valga menos que hace unos años. No hay nada. No sé a qué tecla hay que pulsar para detener este panorama», añade al respecto.
En la viticultura, otro de los sectores clave en la economía de Aranda y la comarca, también encadenan un par de ejercicios con los costes al alza. El presidente de la Asociación Empresarial de Bodegas acogidas a la DO Ribera del Duero (Asebor), Iker Ugarte, constata que en este momento los mayores aumentos tienen que ver con los costes de la mano de obra. Si la hora de los trabajadores temporales subió de 11 a 13 euros con la entrada en vigor de la reforma laboral, a lo largo de esta campaña ha registrado otro aumento hasta los 15 euros y en la vendimia algunas empresas de servicios lo elevaron hasta los 16 o 17 euros por hora. A ello se suma el precio de las barricas. En el caso de las premium, su coste ha crecido de unos 700 euros a 870. Al menos, el vidrio, el papel o el corcho «no han seguido subiendo» y la luz «se ha moderado un poco». No obstante, Ugarte admite que «no se han recuperado los precios que había hace dos años».
«Se parte de una base alta». Por su parte, Nuria Leal, presidenta de la Asociación de Hosteleros de Aranda y la Ribera (Asohar), confirma que los precios siguen al alza y lamenta que «una vez que han subido es como si tuvieran 'prohibido' bajar». Se refiere, por ejemplo, al aceite, que se ha encarecido un 40% o al lechazo, en máximos históricos. «No hay tregua, para nada. Además, este año partimos de una base alta. Suben los suministros, el IPC, los impuestos... no pinta muy bien». Con la Navidad a la vuelta de la esquina, el panorama se complica. «Esto es una cadena y si los sueldos no suben, la gente se va a empezar a contener», advierte Leal.