A una patrulla de la Policía Nacional que realizaba la ronda habitual por la zona del Castillo le resultó ciertamente sospechosa la actitud de un grupo de jóvenes que estaba en la zona del arco de San Esteban. Así pues, hicieron en un principio la vista gorda, aparcaron más adelante y regresaron a pie para contar con el efecto sorpresa en el caso de que, efectivamente, se estuviese cometiendo algún tipo de delito. Sus sospechas no eran infundadas, pues en su regreso pillaron 'in fraganti' a uno de esos chicos en plena transacción de droga. El caso llegó a los tribunales y el investigado terminó reconociendo los hechos para pactar una pena de dos años de cárcel y multa de 500 euros.
Los hechos se remontan al 18 de agosto de 2023. Sobre las 21 horas, la mencionada patrulla de la Policía Nacional circulaban con el vehículo rotulado por el entorno del Castillo cuando, a la altura de la calle San Esteban, observaron a un grupo de jóvenes. Los agentes estacionaron el vehículo a la altura del arco y posteriormente se dirigieron a pie hasta donde se encontraban. Cuando bajaban por las escaleras por las que se llega a la otra parte de la calle, vieron al ahora condenado haciendo amago de entregar algún paquete a otros tres chavales. Es por eso que se dirigieron hacia ellos, momento en el que este individuo emprendió una huida apresurada. En su camino, lanzó algo que llevaba encima al suelo.
Al darle alcance, uno de los efectivos observó que el investigado portaba algo en la mano, posiblemente lo que pretendía entregar a los otros chicos. Tras aprehenderlo, descubrieron que era una pequeña bolsa de plástico que contenía una sustancia «orgánica de color marrón». Además, se percataron de que el objeto que había lanzado al suelo era un estuche de color negro que contenía diferentes sustancias estupefacientes.
Una vez requisado y debidamente analizado, la droga incauta fueron cinco bolsas de plástico con una sustancia vegetal que resultó ser cannabis de 6,78 gramos y un valor de 93,36 euros en el mercado ilícito; nueve pequeños envoltorios de plástico (8 del estuche y 1 de la intervenida al acusado) de resina de cannabis de 9,84 gramos y un valor de 65,92 euros; y otra bolsa con cuatro pequeños paquetes de MDMA de 1,85 gramos y un valor de 79,8 euros. Además, durante el cacheo se le incautaron 220 euros procedentes de la venta de estas drogas.
El ahora condenado, sobre el que pesaban diversos antecedentes, reconoció estos hechos ante la Audiencia Provincial tras un acuerdo con el Ministerio Fiscal, que rebajó su petición de pena de prisión a la mitad. El juez dictó un fallo en el que se le condena a dos años de prisión y multa de 500 euros con una responsabilidad de un mes de privación de libertad en caso de impago por un delito de tráfico de drogas en la modalidad de sustancias que causan grave daño para la salud previsto y sancionado en el artículo 368 párrafo segundo del Código Penal.