Desde hace un tiempo la Fundación San Antón viene encendiendo una vela al santo pidiendo que proteja a todos aquellos que transitan bajo las ruinas para evitar que sean alcanzados por las piedras que se desprenden de sus muros. La plegaria ha sido escuchada, ya que además de no lamentar daños personales en algunas de las caídas que se han registrado en los últimos años, han sido iluminados en un tiempo récord por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta con unos 48.000 euros para acometer las obras de consolidación de las ruinas de este convento de Castrojeriz.
La actuación, que deberá de estar concluida antes de que acabe el año, arrancará el lunes y será ejecutada por una empresa especializada en patrimonio que ya ha intervenido con anterioridad en el monumento, Construcciones y Reparaciones Rafael Vega. Centrará su trabajo en la retirada de vegetación de todas las ruinas; en la consolidación de la coronación de muros; en el rejuntado con mortero de cal en sillares que presenten juntas abiertas u oquedades; en el rejuntado de piezas sueltas; y en adherir elementos pétreos fracturados. Todo ello con el fin de evitar que se sigan desprendiendo piedras en uno de los pasos más simbólicos del Camino de Santiago.
Desde la Fundación San Antón, que gestiona el albergue de peregrinos y las ruinas, afirman que mañana quedarán ambos cerrados al público, y explican que hartos de la pasividad ante sus peticiones de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta y de la Diputación, decidieron plantear su problema hace unas semanas a Juan Carlos Suárez-Quiñones, consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio. «Le mostramos una memoria de estos 22 años de trabajo y un presupuesto de intervención y consolidación que ya habíamos presentado en abril en Cultura y Turismo», relata su presidente, Ovidio Campos, quien asegura que en 15 días les contestaron diciendo que se hacían cargo de la actuación.
Según Campos, el consejero «ha sido valiente y sensible con el patrimonio del Camino de Santiago, ha cogido el toro por los cuernos y gracias a él se van a salvar las ruinas de San Antón». Unas ruinas que la Fundación decidió cerrar al público el 1 de mayo como medida de presión. «Los vehículos seguían pasando bajo los arcos del siglo XIV, incluidos camiones circulando a altas velocidades, con el consiguiente peligro para los viajeros, peregrinos y la degradación del monumento, con sus piedras cayéndose poco a poco», afirma Campos, que cuenta que la decisión tuvo mucha repercusión mediática, pero que «ante el silencio de las administraciones», decidieron reabrirlo el día 15 de mayo. «Los peregrinos no entendían nada, así que apostamos por darles servicio y encargar una memoria de conservación de las ruinas, que es la que ahora se va a acometer».
Concurrir como solución. Por otro lado, desde la Fundación se encuentra a la espera de la resolución de una subvención de concurrencia pública a la que acudieron hace unos meses. Según Campos, presentarse a ellas fue «la única solución» que les ofrecieron cuando el 3 de junio se reunieron con el director general de Patrimonio («que ha visitado en varias ocasiones San Antón»); con el director general de Turismo y comisario de los Caminos a Santiago por Castilla y León; y con el jefe de gabinete del vicepresidente. «El resumen de aquella reunión es que concurriéramos a la subvención. Así lo hicimos en junio, estamos en octubre y no sabemos nada», cuenta Campos.
Uno de los sucesos más significativos, y del que se está a la espera de la sentencia definitiva ya que el caso se llevó a los tribunales, fue la caída de una piedra sobre un autobús escolar que pasaba bajo el arco de las ruinas. Fue en noviembre de 2021 y entonces el Ayuntamiento de Castrojeriz intervino y se hizo cargo de una restauración de emergencia.