No lo niegue, yo sé que usted también lo hace. Y su amigo, él también. ¿Y su compañera de trabajo, esa que siempre está en silencio y que parece que nunca ha roto un plato? Ella también. En realidad muy poca gente es inmune, y qué envidia me da ese temple, esa frialdad, ese saber estar. Hay muy pocos que tengan el aplomo de, voluntariamente, no hacerlo. Son seres mitológicos, como los unicornios. Hablo, claro está, de jugar a la Lotería de Navidad. Yo este año me planté en cuanto salió el anuncio de que ya estaban disponibles los décimos de 'El Gordo': este año recorto en gastos. Bien, pues tengo, exactamente, la misma cantidad de participaciones que el año pasado. Que no es excepcionalmente alta, pero tampoco es pequeña. En fin.
Desde siempre (y lo mismo me repito) he sostenido la teoría de que jugar a la Lotería de Navidad es, más que dejarse llevar por un exceso de ilusión, un acto egoísta de autodefensa: no puede ser que toda la oficina, toda la fábrica, todo el barrio o toda la asociación lleve el mismo número y nosotros no. No puede ser que por puro azar les toque a todos, menos a mí, y sea el paria del grupo. Que sí, que estoy convencido de que no va a tocar pero, por si acaso, compro. Y es ese alarde de egoísmo el que lo gafa todo.
En las pausas de trabajo se habla de la Lotería. Que si me toca me jubilo, que si me voy a las Bahamas y no vuelvo, que si tapar agujeros (benditos agujeros), que si no sé qué. Da igual. Si has comprado tu décimo para que si toca no les toque solo a los demás, has roto la magia. Yo reviso mis números y solo tengo dos que no he comprado por eso y son a los que les tengo más aprecio. Pero si alguien me pregunta le diré que no, por si acaso.
Anteayer, desde su columna en la última página de este nuestro Diario, Roberto Peral contaba que siete de cada diez afortunados con algún premio de este tipo de juegos de azar acaba, a los pocos años, arruinado o alejado de sus familias. Solo le pido a los hados de la suerte que me ayuden a romper ese maleficio, pero que me toque. Y si no, que les toque a ustedes. Y si no, pues nada. Disfruten de estas fiestas, y ya nos contamos cómo nos ha ido el año que viene. Sean felices, que es lo que toca.
@VladimirConV