Un examen que espera nota

DIEGO PÉREZ LUENGO / Burgos
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Los tres diestros que van a lidiar los toros de Antonio Bañuelos en los Sampedros se prepararon en la ganadería burgalesa. «Es una ocasión para entrenar pero también para arropar a Ismael Martín, que toma la alternativa»

De izquierda a derecha, Manuel Escribano, El Fandi e Ismael Martín conversando en La Cabañuela mientras calientan con los capotes. - Foto: Alberto Rodrigo

La Cabañuela respira en estos días de junio todo el esplendor del campo. Vive la primavera con el despertar floral que augura una nueva temporada. La de Burgos suele ser una de las primeras tardes que lidia la divisa de Antonio Bañuelos en el año taurino y los nervios se van notando. El pasado viernes actuaron los tres matadores que están anunciados para el día grande de los Sampedros. El Fandi, Manuel escribano e Ismael Martín tuvieron la oportunidad de medir el pulso a las embestidas de los toros del frío en un tentadero íntimo y de una gran complicidad.

«Es un día para juntarnos los tres, conversar y arropar también a Ismael, que va a tomar la alternativa», comentaba el Fandi. Él es uno de los 'toreros de Burgos'. Su estilo, su forma de entender la tauromaquia y su carisma le ayudan a conectar con los tendidos burgaleses. «Estoy muy feliz de volver a esta plaza. No soy de aquí pero casi porque es un sitio al que le tengo un cariño especial y donde quieres que te salgan bien las cosas».

Los capotes desenfundados, bailaban en la plaza de tientas mientras los tres diestros compartían impresiones con el ganadero. Aprovechan para ponerse al día y preguntarse por la temporada. Cada uno tiene sus expectativas y llega en un momento diferente. Fandi está tratando de recuperarse de una lesión de espalda que le lleva lastrando unos meses. Pero Escribano viene después de cortar dos orejas en Sevilla en una tarde de épica donde resultó herido; también dejó su sello en Madrid y llega a los Sampedros con confianza.

«Estoy en el que yo creo que es el mejor momento de mi carrera. Espero encontrar el 29 ese punto de gozo y disfrute que el toro te permite cuando las cosas funcionan bien», declaraba el sevillano. Su última comparecencia en Burgos se remonta al 2015, cuando cortó una oreja al encierro de La Quinta. En esta ocasión tendrá la oportunidad de compartir terna con dos matadores que comparten su gusto por banderillear a los toros. «El cartel es muy atractivo para todos los públicos; el espectáculo está garantizado con seguridad».

Fandi fue el encargado de lidiar la primera vaca en la mañana de ayer. Un tentadero es un examen obligatorio que todas las vacas de las ganaderías de bravo tienen que pasar. El ganadero, cuaderno en mano, observa con detalle cada uno de los comportamientos que desarrollan los animales. Se ponen en una balanza las virtudes y los defectos y, si las reses son lo suficientemente buenas, se destinan a la cría de nuevos toros.

Todo es un laboratorio donde cada matiz puede pesar. Por eso Antonio Bañuelos no despega la mirada de lo que acontece en la lidia. La primera valió como calentamiento. El diestro granadino se mostró capaz y resolutivo dejando algún que otro pase de calidad.

En la tarde del día de San Pedro, pese a ser él el más antiguo de la terna, no será el primero en torear. Ismael Martín ayer todavía era novillero, a partir de ese día se convertirá en matador de toros. El Coliseum será testigo de una alternativa 21 años después de que la tomara Roberto Martín Jarocho (el padre). Curiosamente, el salmantino, cortó una oreja en Las Ventas el día en que Jarocho hijo abrió la puerta grande de la primera plaza del mundo. El 21 de mayo de este mismo año.

Martín se la jugó a carta cabal y demostró ser un joven con muchas ganas. «La de Burgos es una tarde importante para seguir abriéndome carteles e intentar sacar fechas que es lo que necesito ahora al empezar la etapa de matador de toros. Soy consciente de la dificultad que entraña y que voy a tener que apretar», apuntaba el joven charro.

En el ruedo, Escribano vio como la segunda vaca dejaba en su capote la estela de una embestida noble y enclasada. Una bravura que no dejó de pedir más y una codicia que únicamente el viento impidió que acabase en una importante obra de expresión y toreo. También cumplió en el caballo que montaba Pedro Iturralde, picador este año a las órdenes de Morante de la Puebla y que es habitual en esta finca.

Las vacas pasaban entre algunos comentarios aislados de los presentes y llegados al tercer turno, le tocó a Ismael Martín. «Quiero llegar a Burgos con frescura y que se vea un torero a la altura del nuevo reto que se me ha puesto», expresaba. El reto es mayúsculo, ser matador de toros implica una gran responsabilidad, pero se está preparando para ello. Durante su trasteo se escuchaban los consejos de los suyos, siempre pendientes de que encuentre el mejor camino para hacer las cosas.

Su oponente no era nada fácil. Una vaca exigente, brava y encastada le hizo sudar y desarrollar el poder que va a necesitar en esta nueva etapa. Los toros, como bien apuntaba Bañuelos, tienen que ser así. Es de ese duelo de donde brota la emoción de este espectáculo. Como colofón a esa tercera vaca se reunieron los tres para ensayar unos pares de banderillas que a buen seguro darán mucho juego el día 29 en el Coliseum. El examen ya está hecho, ahora queda saber la nota.