La Noche Blanca convirtió ayer los alrededores de la Catedral en una sala de cine. El viento y frío heladores no atemorizaron a los burgaleses, que se aglomeraron en las calles y plazas del casco histórico para disfrutar de los tres espectáculos de videomaping programados para la cita nocturna. Ataviados con bufandas, abrigos y bocadillos para cenar, miles de personas, especialmente familias con niños, acudieron tiempo antes para coger un buen sitio desde el que disfrutar de las exhibiciones. Todo el centro estaba a rebosar de gente. «Mejor, así 'arrejuntaditos' nos damos más calor», comentó divertida Mamen, que acudió en compañía de la pandilla de la guardería de sus hijos.
La cola para acceder al espectáculo Los sueños sueños son, de W Maping, en la fachada de la Seo burgalesa, duró más de media hora. En los muros del templo se proyectó una historia de fantasía que trasladó a los espectadores más allá de la realidad. La narró una pequeña, que sumergió a los cientos de burgaleses presentes su imaginación, adentrándoles en un mundo de ensueño que tiñó la catedral de tonos rosas, azules y morados, donde la magia envolvió a todos y cada uno de los que se encontraban allí.
El lado contrario del templo, en la zona de la Pellejería, se iluminó también para poner en valor la relación entre la Catedral y el Camino de Santiago. Amenizado por dos DJ's, el espectáculo visual resaltó la arquitectura de los muros exteriores, como la Capilla del Condestable, la de la Asunción y la de San Nicolás, entre otras. «En los 63 años que llevo viviendo en Burgos nunca había reparado en todos los detalles de la fachada tanto como lo he hecho hoy», advirtió Gregorio entre el público. La propuesta, bajo el nombre Visión de un peregrino, corrió a cargo de 24&7 producciones en la parte visual, y de J. Suaves y Brian de Calma con la musical.
(La crónica y las imágenes de la Noche Blanca en la edición impresa de Diario de Burgos de este domingo)