El proyecto para instalar un camping de lujo o glamping en un monte propiedad de la junta vecinal a unos 200 metros de la construcción más cercana se ha encontrado con la primera piedra en el camino, un escollo que, de no poder sortearlo, dará al traste con esta iniciativa de ecoalojamiento turístico en uno de los Pueblos Más Bonitos de España. La Comisión Territorial de Urbanismo acaba de notificar a la empresaria cántabra Othilia Rodríguez Muhlach que le deniega la autorización de uso excepcional de suelo rústico para el glamping porque los diez domos geodésicos o cúpulas que iba a albergar «incumplen los parámetros relativos a las condiciones estéticas de las normas subsidiarias de planeamiento de la provincia de Burgos».
La Merindad de Valdeporres, donde se enclava Puentedey, carece de normas urbanísticas y ello supone que se apliquen las provinciales. Ante ello, la comisión dependiente de la Junta de Castilla y León aduce que solo puede autorizar el uso de «piedras naturales en mampostería o revocos en tonos claros, solos o con elementos de sillar de piedra natural, en fachadas» y cubiertas en los tejados con teja tipo árabe o similar. Asimismo, destaca que deben destacar los paños o fachadas macizas sobre los vanos o ventanas, siguiendo la arquitectura tradicional castellana.
Aplicar estas normas tan rígidas al glamping que pretende instalar diez domos geodésicos de 64 metros cuadrados cada uno en parcelas de un mínimo de 700 metros y una altura máxima de solo 4,5 metros, hace casi imposible su creación. Las cúpulas tendrían estructura de madera y cubierta de tablero OSB en color verde para mimetizarse con el monte, donde está proyectada su instalación. En ningún caso, serían visibles desde el casco urbano y menos aún desde el espacio donde los turistas toman la mítica fotografía del puente natural de roca sobre el río Nela coronado por un palacio y casonas de gran belleza.
La promotora del glamping, que ya prepara un recurso de alzada contra este acuerdo que presentarán ante la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, lamenta que, al menos, una treintena de viviendas de Puentedey nada tienen que ver con los «parámetros estéticos que se nos exigen». Chalés modernos, casas con fachadas solo pintadas y con grandes ventanales, incluso de arquitectura contemporánea muy alejada de la estética de las construcciones tradicionales incumplen lo que se le exigen a la promotora del glamping.
Pero en cualquier caso, ellos destacan que lo que plantean «no son construcciones, sino instalaciones que no requieren de cimentación alguna y que se pueden desmontar sin dejar ni rastro, en caso de que decidiéramos cerrar». Según el proyecto, los domos se ubicarían sobre plataformas flotantes sujetas mediante picas al terreno con una expectativa de vida de 12 a 15 años.
Parques eólicos al lado. Fue en marzo cuando el Ayuntamiento de la Merindad de Valdeporres, que dio su visto bueno, solicitó a la Delegación de la Junta en Burgos la autorización de uso excepcional de un suelo que antaño fue de cultivo, pero que lleva décadas abandonado y ahora es monte bajo. La contestación hace pocos días ha caído como un jarro de agua fría en la pedanía. Su alcalde, Miguel Ángel Alonso, lamenta que «desde el salón de mi casa vea doce aerogeneradores de un parque eólico en medio del monte, pero, en cambio, no podemos instalar estas construcciones sostenibles y respetuosas con la naturaleza que no se ven desde ningún punto del casco urbano y se integrarán con el monte». Al mismo tiempo reclama a las instituciones que «nos tienen que ayudar a crecer económicamente».