El espíritu emprendedor va unido a esa pasión por los fogones que lleva años practicando el chef Ricardo Temiño, reconocido ya con dos Soles de la Guía Repsol por su trabajo en el restaurante La Fábrica. Hace un año y medio que abrió las puertas del nuevo establecimiento del mismo nombre ubicado en la calle San Juan tras una inversión millonaria con la que ampliar y dar continuidad a su primigenio proyecto de la calle Briviesca. Vacío desde el traslado, es en este local en el que ha decidido arrancar su próxima aventura empresarial en forma de restaurante italiano que pretende ser «único» en la capital y emular así desde Burgos a esos negocios internacionales marcados por la diferencia.
Con Boccaccio 70, tal y como se denominará, el cocinero busca la combinación perfecta entre la «calidad culinaria» y la espectacularidad en el diseño, convertido en una parte importante de un todo en el que «el cliente pueda entrar a cenar y acabar un poco más tarde porque después le acompaña la música». El ambiente y la atmósfera que se quiere crear se convertirá en el elemento diferenciador de un restaurante con precios «asequibles» frente a lo que se puede encontrar en Madrid u otra gran ciudad europea en un local que ofrece similares características.
Para conseguir este concepto, Temiño ha recurrido a uno de los estudios más prestigiosos y laureados del país, Ilmiodesign, conocido, entre otros, por sus trabajos en restaurantes y alojamientos, siendo uno de los últimos y con varios premios en su haber el Hotel Canfranc Estación del grupo Barceló, en el pirineo aragonés, que mantiene la esencia de una antigua terminal de ferrocarril. Con la misma compañía firma otras obras de interiorismo como la reforma integral de El Carmen, en Granada, continuando el listado con un alojamiento en Nueva York para Azora Gestión de Capital y sin olvidar sellos convertidos ya en clásicos como el Paradiso Ibiza Arte Hotel.
Los colores terracota predominarán en la sala comedor, con capacidad para entre 40 y 50 personas. - Foto: ilmiodesignUn encargo «muy especial». Detrás de esta marca de acento italiano, se encuentran Michele Corbani y Andrea Spada, a quienes, precisamente, el proyecto de Temiño se presenta como «muy especial» por tratarse de un restaurante de su país de origen. «Nos hemos inspirado en las calles de Roma y Bolonia, en esos colores terracota que nos ayudan a encontrar esa atmósfera cálida y acogedora», asegura el primero. La luz es otro de los elementos a tener en cuenta en este diseño al tratarse de un espacio interior de unos 200 metros. Por ello, explica que se ha planteado una gran lámpara en la parte central con efecto de luz cenital que contrasta con zonas más en penumbra, mientras que la cerámica se convierte en material estrella acompañado de terciopelo que envuelve paredes y bancadas.
En el lado estrictamente culinario, el chef burgalés apostará en este caso por la tradición con «sabores reconocibles porque, siendo honestos, no estamos preparados para hacer una cocina italiana de autor pero sí una cocina italiana rica». Para materializar su proyecto, se acompañará de una plantilla similar a la que contaba la antigua Fábrica, en torno a la decena de personas, al igual que se mantendrá el aforo para 40 o 50 comensales. Temiño prefiere no detallar presupuestos ni inversiones, ya que el local aún está en obras y confía en que pueda abrirlo en verano.
La idea que se materializará nada tiene que ver con una inicial que pasaba por transformar la antigua Fábrica en un taller de producción. «Se han juntado las piezas y ha surgido este proyecto», reconoce, al tiempo que lo valora como «una espinita que tenía clavada porque siempre me ha gustado mucho la cocina italiana; hacerla y consumirla». Además, el espacio elegido presenta un componente especial con valor emotivo y sentimental. «Aquí es donde arrancamos y somos lo que somos», concluye.