El número de pacientes que en esta segunda fase de pandemia han tenido que ingresar en la UCI del HUBU por complicaciones de la enfermedad del coronavirus, la covid-19, es todavía escaso, pero sí permite afirmar dos cosas: son más jóvenes que en primavera, pero con unas neumonías tan graves como las que se veían entonces.

Seis de los diez pacientes críticos que había el martes en la región están ingresados en Burgos, que es referencia para Miranda y Aranda. De hecho, cuatro de las personas que requieren cuidados intensivos por la afección en las vías respiratorias fueron derivadas durante el fin de semana desde la Ribera.

De media, estos pacientes del HUBU rondan los 50 años (tienen entre 40 y 60 años) y, tal y como se constataba en marzo, abril o mayo, la infección por el SARS-CoV-2 les provocó un empeoramiento severo y repentino. Y el diagnóstico vuelve a reflejar una neumonía, muchas veces en los dos pulmones (bilateral), tan severa como para comprometer la capacidad respiratoria del paciente. Las complicaciones, a veces, se producen con tal rapidez que el paciente no llega a notar que se está asfixiando.

Las próximas semanas serán decisivas para ver si el aparente descenso de la edad media de los críticos (reflejo de la menor edad de los nuevos casos confirmados en general, sintomáticos y asintomáticos) implica también una recuperación más rápida y la posibilidad de dar altas con más rapidez.

En planta sí está habiendo más rotación, como prueban las dos altas que pudo dar ayer el arandino Santos Reyes, que sigue siendo el hospital de Burgos con más pacientes encamados por el coronavirus: 16. De cerca le sigue el HUBU, con 12 (más los 6 de la UCI) y aún muy por detrás va el Santiago Apóstol, con 2 hospitalizados. 

Pero en esta zona el aumento de contagios se ha detectado ahora, por lo que la repercusión en el hospital se producirá más tarde que en la mitad sur de la provincia.