"La lucha por el poder sigue atormentando a los gobernantes"

Óscar del Hoyo (SPC)
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"La lucha por el poder sigue atormentando a los gobernantes" - Foto: Javier Ocaña

Alfonso Goizueta ha conseguido hacerse un hueco en el mundo de las letras con La sangre del padre, una novela ágil, épica y cargada de humanismo que relata la vida de Alejandro Magno como nunca antes alguien lo había hecho, y que le ha convertido en el finalista más joven de la historia del Premio Planeta con solo 23 años. Este madrileño, licenciado en Historia y Relaciones Internacionales por el King's College de Londres, ya dio muestras de su precocidad en 2017, cuando publicó su primer libro, Limitando el poder 1871-1939. El autor, que asegura que morirá escribiendo, muestra un gran interés por la actualidad política y considera que la disciplina es el secreto de su éxito.

Es usted la persona más joven en ser finalista en las 72 ediciones de los Premios Planeta. ¿Siente vértigo o el pasar de los días le ha ayudado a ser consciente de lo que supone?
Bueno, pasan las semanas y vas aterrizando un poco, pero siempre hay un pequeño vértigo, una pequeña bruma en todo ello. Nunca te lo acabas de creer del todo porque es una cosa tan magnífica, tan maravillosa que es muy de sueño. Soy consciente de la responsabilidad que es y la asumo con mucha ilusión.

¿De dónde le viene esa pasión por la literatura?                    
Siempre me ha divertido mucho escribir, siempre he tenido la necesidad de contar historias. Empecé a los 17 años cuando leí Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, que fue una inspiración maravillosa. Me quedé enamorado del libro. Que se pudiera hacer eso con las palabras, que se pudiera construir un mundo así a través del lenguaje era increíble. Muchas veces empezamos a escribir por querer emular a los escritores que nos gustan y en mi caso fue así. Yo quería conseguir algo parecido. No lo he logrado, pero sigo intentándolo.

Mientras jóvenes de su generación están a otras cosas, usted se decanta por la literatura...
Mi generación siempre está enganchada a las tecnologías, pero yo creo que es una generación muy pujante, con mucha capacidad creativa para hacer cosas que a mí se me escapan. Yo tengo una pasión más analógica, pero los jóvenes de mi generación también tienen unas grandes inquietudes y si mi novela anima un poco más a la lectura en esa franja de edad, pues mejor que mejor.

¿Se siente un niño prodigio?
No, para nada. Soy una persona muy normal. Tengo una afición un poco extraña, que es el tema de la literatura a una edad temprana. Soy muy dedicado y disciplinado. Le echo muchas horas a la escritura. Las cosas no salen solas, la inspiración no te llega todos los días y el talento no es algo con lo que construyas carrera. Lo que sí que lo hace es la disciplina, echarle muchas horas, muchas horas de sufrimiento cuando tienes que tachar páginas porque no te gustan cómo han quedado. Al final lo que hay que ser es muy dedicado, pero con esta profesión y con todas.

«Una generación leída es una generación más libre». Esas palabras son suyas. Da la sensación cuando se expresa que tiene un aplomo y una personalidad impropia de su edad. ¿Hasta dónde quiere llegar? 
Simplemente quiero ir viendo las cosas que te va trayendo la vida. Esto es muy como el viaje de Alejandro que cuento en el libro. El viaje es el único propósito en sí mismo. Yo jamás pensé que iba a quedar finalista del Planeta, pero como otras cosas en la vida que han ido sucediendo. Hay que estar atento a ellas y tomarlas según van viniendo. 

La sangre del padre es una novela épica que relata la vida de Alejandro Magno. ¿Cómo surgió la idea?
Siempre me había fascinado la figura de Alejandro, no sólo porque fuera uno de los grandes personajes del mundo antiguo, del mundo clásico. Me llamaba poderosamente la atención el tema de su juventud. Es una novela de un joven contada por un joven. El crecimiento personal que tuvo y cómo conquistó todo Persia en esa franja de edad, muriendo a los 32 años, me encantaba. La idea de la gran aventura, de su amistad con su gran amor, Hefestión… Se trata de una novela histórica, una novela de viajes y una novela de amor. Me fascinaba muchísimo contar esa historia humana.  

Siempre me ha fascinado Alejandro Magno. He querido explorar su faceta más íntima"

Usted es doctor en Historia. Imagino que la dificultad no ha sido la de relatar los hechos, sino la de recrear la personalidad de Alejandro. ¿Cómo abordó el proceso para dotar de ese mundo interior al protagonista?
El mundo interior es la parte más mía. Son muy pocas las fuentes, por no decir que ninguna, de la vida personal de Alejandro. No tenemos correspondencia, tampoco contamos con diarios. La novela es fidedigna en lo que al reinado de Alejandro se refiere, pero su parte íntima es donde como novelista me he permitido la licencia de rellenar esos huecos que te deja la historia con imaginación. Tenía que tener un ser humano detrás y esa era la idea; explorar cuáles eran sus dudas, sus miedos, cómo era la relación con sus padres…

Las principales fuentes escritas son de la época imperial romana. ¿Qué hay de verdad y qué de leyenda en ellas?
La vida de Alejandro es muy complicada para los historiadores porque es muy difícil saber dónde está la realidad y dónde está la ficción, pero para el novelista eso es un tesoro, ya que tienes un mundo muy mágico ya creado. Los romanos hacen siempre una visión muy idealizada de Alejandro. Muchas veces lo siembran todo de anécdotas apócrifas, que, en mi caso, me dotan de una riqueza narrativa a la hora de escribir una obra de ficción.

Alejandro se convierte en rey tras la muerte de su padre. Su misión es la de liberar a su pueblo de la tiranía, pero él mismo se acaba convirtiendo en un tirano. ¿Por qué? 
Esto es un aspecto al que los historiadores se refieren como la orientalización de Alejandro. Cuando más se va adentrando en Oriente, más va asumiendo las costumbres de los reyes persas y eso es lo que lo aliena de los griegos. La novela transita por cómo es ese proceso en la vida de Alejandro. Va creciendo y, al mismo tiempo, se va convirtiendo en más tiránico en sus relaciones personales, no solo con sus amigos. Mi parte favorita es cómo se desarrolla ese amor entre hombres libres en Grecia y cómo en Persia se ha transformado en un amor desigual entre un esclavo y un amo, que es Alejandro.  

¿Podemos entender que Alejandro Magno tenía dos caras?
Sí, tenía dos caras y la novela también explora las dos caras del poder. No es Alejandro el único que tiene dos caras, todos los personajes la tienen, porque, de alguna forma, son jóvenes y se trata de una biografía íntima. Trato de explorar los claroscuros del poder, cómo lo ejercían, que es casi lo que más me ha interesado. Es una radiografía del ejercicio del poder absoluto. También es una novela política, pero, al mismo tiempo, contemporánea, porque, salvando las distancias, trata de unos temas que son muy atemporales y el de la lucha del poder es uno. Aunque hayan cambiado los medios y las tácticas, la lucha por la supervivencia, por el poder, con una corte muy hostil, conviviendo con las propias acciones, muchas veces crueles y terribles que ellos mismos llevaban a cabo, son cosas que hoy siguen atormentando a los gobernantes.  

Mi generación es muy pujante, con mucha capacidad creativa"

Alejandro siempre ponía pegas para volver a Macedonia. ¿Miedo al pasado o ambición desmedida?
Ahí está la génesis de la novela. Yo empecé inspirado en esa historia. ¿Por qué no quería volver? Para entender esa pregunta tienes que ver cómo se ha forjado Alejandro en la infancia, en su adolescencia, cómo era la relación con su padre, con su madre, cómo se percibía él a sí mismo en Macedonia y lo que supone el viaje por Persia, que es una liberación para sí mismo. 

Desde el principio abogaba por el mestizaje de razas y culturas, algo que replicaron algunos otros gobernantes más tarde. ¿Qué es lo que pretendía?
Es la creación de un mundo nuevo. Pocas fechas están mas delimitadas en la historia que la muerte de Alejandro, con la creación del mundo helénico, que es un mundo totalmente distinto al que vio nacer al protagonista. Alejandro tenía un propósito que, en principio, era liberar las ciudades griegas que estaban bajo dominio persa, pero luego, según va avanzando, esta fusión de las culturas y las razas que él mismo promovía es la ambición de crear un mundo totalmente nuevo en el que lo griego y lo bárbaro, que siempre se habían estado dando la espalda, se unieran y que la única forma de crear este imperio era combinando las dos culturas. Él sabía que no podía imponer la cultura griega arrasando con lo que ya existía y, de ahí, esa idea de integración de culturas cuya repercusión llega hasta hoy en día.   

Otro de los grandes protagonistas de la novela es Hefestión. ¿Cómo definiría la relación que existió entre ambos?
La gran historia de amor de la novela es entre ambos, es el eje central por el que van cambiando todas las cosas, pero va más allá del amor, porque son amantes, son amigos, son hermanos… La forma que tengo de definirlo es que es la otra mitad de Alejandro. Es una historia de amor bellísima entre iguales en Grecia y cómo acaba evolucionando a lo largo del viaje por Persia, hasta que se acaba transformando. La obra explora las vicisitudes de esas dos personas que se amaban locamente, que se querían y las fuentes lo atestiguan así, porque a Alejandro se lo llevó la pena. Es la dicotomía entre el deseo y el deber. A Alejandro siempre le echaban en cara que no se hubiera casado antes de salir de Grecia, que no tuviera un heredero que garantizase la dinastía.

Todos debemos tener un interés en la política, como ciudadano afecta mucho lo que sucede"

¿Se han quedado cortas las 600 páginas?
La novela al principio era más larga. Los primeros borradores eran larguísimos, pero al final he hecho un proceso de autoedición en el que cortas y simplificas, porque hay muchos momentos que la obra necesita de agilidad narrativa y creo que 600 páginas bastan, porque la novela funciona bien, es ágil, combinando bien la épica con el detalle histórico y la descripción, tanto de los hechos como de la propia simbología de los personajes. Creo que hemos cuadrado bien el círculo. 

Además de la literatura, codirige el podcast La torre del faro, que ha alcanzado ya más de 80 episodios y en el que habla de política, historia y cultura.
Siempre hay que estar muy atento a lo que sucede en la política, muchas veces nos distanciamos mucho de la vida pública y considero que eso es un enorme error. Todos debemos tener un interés en la política, porque como ciudadano de la polis afecta mucho todo lo que sucede y lo que se decide a nivel político. La torre del faro me ayuda a dar contexto a las cosas que suceden ya no solo en España, sino en el mundo en general. 

Sé que escribiré hasta el día que me muera. Tengo esa necesidad de contar historias"

¿Cuál es su sueño?
Seguir escribiendo. Yo siempre me consideraré escritor, porque lo es el que escribe y si encima te leen, pues mejor que mejor. Sé que escribiré hasta el día que me muera porque tengo esa necesidad de contar historias y lo que espero es seguir teniendo la disciplina y la dedicación porque estoy cumpliendo mi sueño. 

¿Y su mayor miedo?
Decepcionarme a mí mismo. Al final, creo que se trata de algo con lo que todos convivimos en la vida. Más allá de las expectativas que tienes de ti mismo, las metas a las que quieres llegar, hay que convivir con ello.