La transformación de las ciudades deja notables ejemplos de edificios que un día estuvieron destinados a un uso y han tenido que cambiarlo. Ya sea por el paso del tiempo, el deterioro o por la evolución de la sociedad, la capital burgalesa ha visto como numerosos inmuebles han reconvertido su uso. El último en hacerlo ha sido el convento de las adoratrices, que albergará un geriátrico y un centro de investigación centrado en el cáncer. Pero hay más ejemplos como el del antiguo Seminario Mayor o el Colegio Niño Jesús.
El pasado mes de mayo se procedió al derribo del convento de las adoratrices, doce años después de que la Cofradía de la Concepción le comprara a la orden religiosa el lugar en el que vivían. En 2020 estuvo a punto de iniciarse un proyecto sociosanitario e investigador que finalmente se tuvo que retrasar. El pasado mes de junio el convento pasó a convertirse en un solar y se espera que para 2026 pueda albergar tanto un geriátrico para personas de edad, como un centro de investigación puntera centrado en el cáncer.
Pero el de este convento es tan solo la punta de un iceberg que ha transformado ya no solo el uso si no también la impresión de algunos inmuebles de la capital burgalesa. El antiguo Seminario Mayor mantiene su imagen pero es de esos edificios que han permitido albergar diferentes utilidades de manera simultánea. Ubicado en las faldas del cerro del Castillo, el arzobispado de Burgos decidió venderlo en 1991 y a día de hoy, en el ala este, cuenta con las instalaciones del hotel Abba. El ala oeste, por su parte y desde el año 2013 lo ocupa la Universidad Isabel I, que cuenta con una superficie de más de 6.500 metros.
El antiguo colegio Niño Jesús, ubicado en el paseo de la Audiencia, actualmente es un conjunto de 25 viviendas de lujo. El curso del 2014-2015 fue el último en el que este edificio tuvo labor docente. Hoy en día las clases se imparten en la zona de Parralillos dejando lugar a este nuevo uso para un inmueble que data del año 1898, y que cuenta con una fachada de factura neorrenacentista. Durante las obras de reconversión se descubrió una placa del Banco de España, que tuvo su sede en este número 15 del paseo de la Audiencia.
Otro ejemplo es el del Internado Teresiano que más tarde se convirtió en el antiguo colegio San Juan de la Cruz, junto a la sede de Correos. En 2019 abrió sus puertas aprovechando la infraestructura una residencia para personas de la tercera edad gracias a un acuerdo de cesión de la instalación con un alquiler a 20 años.
El antiguo convento de La Merced fue otro de los edificios emblemáticos de los que la iglesia se tuvo que desprender. Los jesuitas lo vendieron a la cadena hotelera NH que abrió sus puertas en 2002. El ahora hotel mantiene la esencia del estilo tardogótico en muchas de sus estancias, como el claustro conventual que actualmente funciona como espacio distribuidor de habitaciones y emplazamiento para la celebración de eventos y reuniones sociales.
Sobre las bases del Real Monasterio de San Agustín en la actualidad se ubica un centro que aglutina diferentes actividades entre las que destacan las del archivo de la Diputación Provincial y el de la Biblioteca Castilla y León. En 2002 se inauguró el nuevo uso de unas instalaciones que aguardaron el aroma del edificio religioso con su claustro, sala capitular y refrecrtorio principalmente.
La sede de Cáritas Diocesana a día de hoy, se ubica también en el Convento de la Santísima Trinidad en la calle San Francisco. Se edificó en el siglo XIII, fue saqueado durante la Guerra de Independencia y en 2005 inauguró su nuevo uso.
San Juan y Bernardas. En pleno centro de la capital burgalesa también se encuentran dos edificios reinventados. El monasterio de San Bernardo escucha ahora las notas que manan de la Escuela Municipal de Danza Antonio de Cabezón, y el Monasterio de San Juan alberga todo tipo de acontecimientos que se celebran a día de hoy en la capital burgalesa. Este último edificio todavía contempla una última fase para la rehabilitación de su estructura. Concretamente se actuará sobre el claustro superior, donde se alojará el museo Marceliano Santamaría.
Además, se construirá una sala de exposiciones de unos 400 metros cuadrados de superficie en el espacio ocupado ahora por el pequeño jardín exterior que da a la calle Aurelio Alemán en su confluencia con Cardenal Benlloch.
Los cambios siempre dan paso a nuevas oportunidades y en el caso de los inmuebles en los que antiguamente se desarrollaban actividades religiosas, ahora permiten abrir diferentes usos. Desde hoteles hasta edificios de lujo, pasando por centros culturales, todos estos ejemplos se han reciclado. El de adoratrices ha sido el último en cambiar y se espera que para 2026 ya sea una nueva realidad.