Carmen Diez Pardos. Esta mujer es muy rigurosa, detallista y precisa (se dedica a estudiar partículas invisibles; y además en Alemania). Intentaré serlo yo también. Diez, como el número, sin tilde. Y Pardos, ni Pardo ni Prado.
Burgalesa de la capital del 83, lleva desde 2012 dedicada a la investigación y a la docencia, primero en Hamburgo y ahora en Siegen, ciudad de unos 100.000 habitantes del estado de Renania del Norte-Westfalia.
Poniendo su nombre en Google aparecen cosas 'raras': fórmulas, gráficas, textos en inglés, siglas poco populares, nombres como Higgs y otros al alcance solo de mentes muy especializadas...
Como decía, deseo no meter la pata ni medio átomo. Por ello, transcribo literalmente sus palabras respecto a lo que hace: «Trabajo en el experimento ATLAS en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, siglas en inglés) del CERN junto a más de 3.000 científicos de 40 países. Nuestro objetivo es estudiar las partículas fundamentales que forman el universo y entender las fuerzas que las gobiernan. En el LHC se aceleran haces de protones casi a la velocidad de la luz y se hacen colisionar a energías extremadamente altas. En los experimentos del LHC estudiamos las partículas que se forman en esas colisiones para dar respuesta a preguntas clave como el origen de la masa, cuál es la naturaleza de la materia oscura, o, en general, la existencia de nuevas partículas. Uno de los grandes hitos fue el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012». (Yo solo diré, por aligerar la lectura, que soy de letras cerrado y que ni siquiera sé de dónde salen las partículas de polvo reincidentes que se concentran en las esquinas de mi casa).
Esta alumna del colegio público Juan de Vallejo (Gamonal) y del Instituto Diego Porcelos, vecina de la zona de Virgen del Manzano, estudió Física y se doctoró en Madrid, y da clases e investiga en la Universidad de Siegen. De esta ciudad con muchas cuestas le gusta que en 15 minutos está en el bosque disfrutando de la naturaleza, una de sus actividades preferidas.
Quizá en ello tuvo algo que ver lo mamado en la Sierra de la Demanda burgalesa. Aunque nacida en la capital, fines de semana y vacaciones tenían otro aire y otro nombre, Pradoluengo. De allí es su padre y en esta villa textil conserva muchos amigos y gratos recuerdos. Volviendo la vista atrás, agradece a su familia «el apoyo, los recursos y la libertad para llegar hasta aquí».
La tortilla de patata es su plato estrella y no falta cuando tiene invitados. Como tampoco se olvida cuando vuela hacia Alemania de llevar morcillas y alubias de Ibeas. Reside en centroeuropa desde hace doce años y allí se ve mientras dure su carrera laboral, con España en el horizonte cuando toque pensar en la jubilación.
Carmen Diez está casada, habla inglés y alemán y entiende francés. Escucha diversos estilos de música, según momento y estado de ánimo, y por placer o por trabajo ha estado en Croacia, Serbia, Ucrania, Rusia, Jordania, Japón, Corea del Sur, Indonesia, EEUU, Perú... (Ahora se piensa más los destinos por la huella de carbono y los regímenes políticos, descartando dictaduras, autocracias y países que reprimen minorías). «No sabría decir qué es lo que más me ha gustado de mis viajes, pero sí puedo afirmar que no he visto una catedral más bonita que la de Burgos».
Y la creemos a pies juntillas.
Si vives en el extranjero (o conoces a alguien que lo haga) y te apetece contar esa historia, contacta con mserrano@diariodeburgos.es