Una patada o un golpe fuerte -voluntario o involuntario- en la cabeza, alrededor de la oreja, puede desencadenar un proceso que provoca la muerte en un intervalo de entre una y cuatro horas. Es el denominado hematoma epidural, que, según detalla el médico especialista en emergencias y jefe de Urgencias en el HUBU, Vicente Priego, es «muy típico en peleas» y requiere atención urgente en quirófano. El porqué está en el efecto dominó que desencadena el impacto: se rompe una arteria que produce un sangrado en el interior del cráneo, que es un espacio cerrado en el que el exceso de líquido comprime estructuras vitales. «Sobre todo en el tronco del encéfalo, que es donde está el centro respiratorio, el centro cardíaco... Y es lo que causa el fallecimiento», dice el facultativo, matizando que entre el golpe y la muerte, se puede recuperar la consciencia e incluso tratar de hacer vida normal. «Pero, al final, le entra sueño, se cansa, se queda dormido y muere», dice.
La cabeza y el abdomen son las partes del cuerpo que antes se enseña a proteger en cualquier deporte de contacto, ya que el riesgo de lesiones que conlleva todo «impacto de alta energía» en estos puntos es mucho más alto que en las extremidades o en la espalda. Pero en una pelea o agresión inesperada suele haber indefensión y, por tanto, las probabilidades de que un golpe en sendas áreas sensibles acarree consecuencias imprevisibles se multiplican.
El urgenciólogo y exjefe de servicio en el HUBU, Francisco Callado, aclara que «en el abdomen hay órganos que, tras una contusión, pueden sangrar y provocar hemorragias que el afectado no ve, pero que pueden llevar a una situación de gravedad o muerte». Alude en este sentido al bazo, «que sangra y no te enteras», pero también a otras lesiones no hemorrágicas, como la contusión torácica: «Puede hacer un neumotórax. Si una costilla se rompe y pincha la pleura, entra aire y se produce una tensión que puede ser mortal si ese aire no se saca», apunta...
NOMBRES DIFÍCILES DE OLVIDAR
Iván, Jonatan, Aitor y Sergio son nombres difíciles de olvidar. Son las víctimas, mortales en el caso de las tres primeras, que se cobró la noche burgalesa tras brutales agresiones. El ejemplo más macabro de que subir de tono una discusión solo puede conducir a una desgracia. Parecía olvidado un periodo negro, el que va de 2008 a 2010, en el que las peleas en Las Llanas y Las Bernardas truncaron vidas y destrozaron familias. Pero el sábado volvió a ocurrir. Los golpes propinados, presuntamente, por dos chavales que recién estrenaban su mayoría de edad (y que anoche pasaron a disposición judicial) provocaron la muerte de J.C.B., de 50 años, en plena calle Vitoria. Todo apunta a que después de una discusión en una zona de copas. Un suceso inexplicable que, sin embargo, obliga a reflexionar.
Dos semanas antes, a escasos 50 metros de donde perdió la vida J.C.B., ya se rozó la tragedia. Un joven de 25 años agredió a otro de 30 a la entrada de la discoteca Kaché, aunque la discusión venía de antes. En Las Llanas habían tenido un encontronazo y, al verse de nuevo, volvieron a enzarzarse. La víctima cayó al suelo y perdió el conocimiento. Ingresó esa misma noche en la UCI con un fuerte traumatismo craneoencefálico. Pese a que se llegó a temer lo peor, días después pasó a planta...
(Más información de expertos sanitarios y sobre la actualidad de estos sucesos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)