Los últimos días de excavación en El Mirador han puesto un poco de color a la campaña. Rojo, exactamente, el tono del óxido de hierro o hematite. A punto de concluir el trabajo de este año en la cueva ha aparecido una piedra recubierta de pigmento y con alguna figura de arte esquemático difícil de definir por su estado de conservación. Junto a la roca exenta de unos 40x30x20 centímetros que podría tener más de una cara pintada -lo sabrán cuando la extraigan-, se ha hallado un núcleo de sílex con marcas de dedos y restos de colorante, y un trozo de pared caído que igualmente mantiene pigmentos.
La sorpresa de los investigadores no es solo por el hallazgo de pintura rupestre en Atapuerca -la galería del Sílex tiene más de 400 grabados de hace 4.000 años-, sino también porque puede ser de las más antiguas. La roca con pigmento quedó oculta con sedimento y medio borrada por el uso del yacimiento como redil y como hábitat, es decir, por la convivencia de animales y personas, hace 6.500 años.Las ovejas al frotarse contra las paredes emborronaron los dibujos, pero ese hecho indica sobre todo que ya estaban ahí cuando el rebaño los «tapó» en el Neolítico antiguo, y que probablemente datan de cuando la cueva tuvo otros usos.
«Lo que está claro es que se taparon en el Neolítico antiguo porque está saliendo una cerámica muy característica con una decoración que se llama de Boquique, la más antigua que se conoce en la meseta», precisó Josep María Vergès, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y uno de los coordinadores del yacimiento de El Mirador. «Y habitualmente no se pintaban los lugares de hábitat. Normalmente se pintan santuarios o lugares especiales», añadió, aludiendo a que lo pudo ser en épocas anteriores. Por otro lado, aclaró también que los lugares de culto o santuarios tenían ese uso durante miles de años.
Cultura magdaleniense. Por lo tanto, lo que sostiene el Equipo de Atapuerca es que podríamos estar hablando del Mesolítico o del Paleolítico Superior -la época de la cultura magdaleniense de hace 11.500 años-, porque ya apareció ese nivel en el sondeo realizado hace unos años y porque esos individuos pintaban -de hecho son los autores de las pinturas más famosas del arte paleolítico-.
Acercarse a esa datación concreta es otro de los aspectos interesantes del hallazgo, según los investigadores. Porque los restos con pigmentos generalmente son muy difíciles de datar, «sobre todo las que están hechos con óxidos de hierro o de manganeso. A veces se intenta, si está recubierta con una película de calcita o hay una capa de microorganismos, pero es complicado. Lo bueno de El Mirador es que las pinturas que estamos encontrando están recubiertas por niveles que podemos datar».
Un aspecto menos positivo es que «están un poco alteradas por la acción de los animales a posteriori», pero todo parece indicar que, si excavan hacia el interior, encontrarán más: «En los sectores que hemos abierto -y estamos hablando de apenas dos metros cuadrados de excavación- hay pinturas. Esto apunta a que si abriéramos toda la cueva, una locura por otra parte porque es bastante grande, seguramente esté pintada entera», detalló Vergés.
Galerías internas. Las pinturas han aparecido en la parte izquierda del yacimiento, pero a la vez trabajan en el otro extremo. Ambos están datados en el Neolítico: antiguo el de las pinturas y medio el de la derecha. Los dos tenían, eso sí, un mismo uso como cueva redil. «Convivían, como hemos dicho, animales e individuos. En la parte interior se guardaban los rebaños y se generaba un depósito muy característico a base de estiércol que lo iban quemando periódicamente para eliminar residuos. Este proceso forma los denominados depósitos de fumier, siendo El Mirador uno de los más amplios y mejor conservados. Luego, en la parte externa, estaría la zona de hábitat. Ocurre que el corral actúa de basurero y todo lo que se les rompe -cacharros, utensilios que ya no sirven...-, van a parar dentro. De ahí que nos salga gran cantidad de material, muchísimas cerámicas, industrias líticas, etc.».
Trabajan en ambos extremos a la vez porque el objetivo es «intentar encontrar las galerías que suponemos que hay en esta cueva». «Esto sería la boca de un gran sistema kárstico que podría ser similar al de Cueva Mayor, pero que está totalmente taponado. El objetivo de estos últimos años ha sido excavar para intentar llegar a esas galerías. Pero en el camino vamos encontrando muchísimo material».
En anteriores campañas descubrieron que la cueva fue usada en épocas más recientes, en el Calcolítico, para enterrar a los muertos.