«La clave es el gusto, la vena empresarial y la formación»

J.M. / Burgos
-

José Manuel González (Castilla Floristería) - Reconocimiento como empresario autónomo

El propietario y director, José Manuel González, en la tienda de la calle Eduardo Martínez del Campo. - Foto: Luis López Araico

Se autodefine como «florista», pero el tiempo y su trayectoria le han obligado a reconocerse como autónomo y empresario. Cuando tenía 19 años, la muerte de su padre le hizo «reflexionar» sobre su futuro, dejar a un lado esa idea en la que se debatía de estudiar Empresariales, Magisterio o Historia y encaminarse hacia el mundo de las flores. La influencia de su formación artística en países como Italia, Suiza y Alemania le depuraron como profesional y su vena didáctica y emprendedora construyeron los ejes que han hecho, según reconoce no sin cierto rubor, que Castilla Floristería esté hoy «entre las diez negocios de este sector más reconocidos en España».

Todos estos méritos cosechados durante 35 años de carrera profesional se traducen en los 35 puestos de trabajo que generan las cuatro tiendas que tiene en la capital  y el centro de jardinería del bulevar (camino de Fuentes Blancas). Un camino de éxito que ha hecho que la Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE) se haya fijado en José Manuel González para otorgarle hoy en el Hotel Abba el galardón al Reconocimiento como Empresario Autónomo.

El propietario y director de Castilla Floristería, fundador y profesor de la Escuela Española de Arte Floral, comenta que le hace «muchísima ilusión» que la distinción venga de una institución como FAE ya que, aunque se reconoce como autónomos y empresario, siempre se ha considerado «más comerciante que industrial».

La expansión de su negocio, que llegó a dar de comer a más de 50 personas, la explica José Manuel González en que es una persona «bastante ambiciosa y optimista». Lo que hizo que tras abrir la primera tienda en Martínez del Campo a principios de los 80 se embarcara en una nueva aventura a finales de esa misma década con la tienda de la calle Santander y el centro de jardinería de la carretera a Fuentes Blancas. No se quedó ahí y en 1999 cumplió con el sueño de abrirse al mercado de Gamonal con un gran establecimiento a las puertas de dicho barrio, Capiscol y Juan XXIII. En 2012 dio el siguiente paso con un nuevo establecimiento en la galería comercial del Hospital Universitario. Y ahora, aunque es pronto para avanzar nada, asegura que tiene otro proyecto en mente.

Orgulloso de su equipo humano, del que destaca que la mayoría lleva con él más de 20 años, comparte con sus trabajadores un éxito que también eleva, al mismo nivel, a su familia y sobre todo a la confianza de sus clientes. Él, por su parte, ha puesto las otras cuatro claves para que el negocio no falle: formación, criterio, gusto,  y vena empresarial.