El Burgos CF afronta su cuarta temporada consecutiva en el fútbol profesional con un proyecto que entremezcla la ambición con la prudencia. «Primero los 50 puntos y después ya veremos». Ese es el discurso oficial del club, pero en las gradas, en la ciudad, en la afición, se respira más ilusión que nunca. Nadie se olvida de que el curso pasado el play off estuvo tan cerca que casi se pudo tocar con las manos y esa circunstancia, unida a la renovación de Curro Sánchez, ha alimentado las esperanzas de la parroquia blanquinegra.
El fútbol efectivo pero rácano que practicaba Julián Calero parece haber quedado atrás desde la llegada de Jon Pérez Bolo al banquillo. El entrenador vizcaíno dejó entrever el curso pasado un estilo más atractivo, sobre todo en El Plantío, y este año aspira a que su equipo sea más protagonista con el balón. Para ello, la dirección deportiva consiguió renovar a Curro Sánchez, tal vez el movimiento más importante del verano y la piedra angular sobre la que girará el proyecto. Una declaración de intenciones por parte de Marcelo Figoli, el nuevo propietario, que llegó a las orillas del Arlanzón el pasado invierno y encara su primera campaña desde el inicio con una ampliación de capital.
Junto a Curro, en la parcela ofensiva, continúan jugadores con mucho talento como Fer Niño o Álex Sancris y han llegado fichajes prometedores como el mediocentro creativo Iván Morante, el mediapunta David González o el extremo Iñigo Córdoba.
Más precario es el panorama en estos momentos en la zona defensiva. Tras las salidas de José Matos, Grego Sierra o Unai Elgezabal, el Burgos CF incorporó a David López y Florian Miguel y renovó a Anderson Arroyo, pero todavía se espera que llegue algún jugador más en esa parte del campo. Tal vez, la defensa sea la que más incógnitas genera en este inicio de temporada ante la marcha de hombres importantes. Tanto es así que Bolo se verá obligado a alinear a más de un canterano para el debut. En ese sentido, Hugo Pascual ha dejado muy buenas sensaciones durante la preparación.
Así las cosas, el Burgos CF cubrirá la portería con un meta de garantías como Ander Cantero y le acompañará Loic Badiashile. Esta dupla debería ser lo suficientemente solvente como para olvidar a José Antonio Caro.
En la línea defensiva, Anderson Arroyo ocupará el lateral derecho, Aitor Córdoba y David López formarán el eje de la zaga, y Florian Miguel tendrá ante sí el desafío de suplir la salida de José Matos. Además, está la baza de Raúl Navarro, que puede actuar tanto en el medio del campo como en los dos laterales.
En la medular, aparte del mencionado Navarro, continúan Miguel Ángel Atienza y Kevin Appin, y se han sumado Iván Morante y Saúl del Cerro. También puede actuar en esa posición David González, aunque todo apunta a que Bolo le utilizará más de mediapunta cuando no esté Curro o de segundo delantero.
En los extremos, Álex Sancris y Javier López-Pinto son las opciones para el flanco diestro, mientras que Iñigo Córdoba, Dani Ojeda y Ander Martín son las alternativas para el izquierdo. Este último podría jugar también de carrilero si fuera necesario.
Por último, en la parcela ofensiva, Fer Niño se perfila como el delantero titular y Edu Espiau esperará su oportunidad en el banquillo. Cabe recordar que el mercado aún está abierto y que habrá al menos dos incorporaciones. Además, Espiau podría salir, a Sancris le pueden tentar de Primera a última hora y López-Pinto podría irse cedido.
En cuanto al sistema, parece que Bolo jugará con un 4-2-3-1, aunque para el duelo inaugural de este domingo contra el Cartagena se verá obligado a improvisar, pues Atienza está lesionado, Morante e Iñigo Córdoba llegan sin mucho ritmo y Arroyo acaba de recuperarse de una lesión muscular, por lo que habrá que ver si juega 90 minutos. Unas incógnitas iniciales que se irán despejando con el paso de las jornadas.