El Mirandés está acostumbrado a reinventarse cada verano. La política de cesiones que ha seguido en los últimos años le ha obligado a empezar de cero prácticamente temporada tras temporada y este año no está siendo diferente. El conjunto rojillo afronta su undécima campaña en Segunda División con solo seis jugadores del curso anterior y, a día de hoy, con 15 de la primera plantilla. Es un volver a empezar en toda regla para un proyecto cuyo principal objetivo es la permanencia.
La ida y venida de jugadores es algo habitual en el Mirandés cada verano. Con Chema Aragón en la dirección deportiva se apostaba por una filosofía de jugadores cedidos y casi siempre tenía buen ojo, algo que no es muy dispar a la práctica que esta siguiendo Alfredo Merino, pero la llegada de futbolistas esta temporada esta siendo más costosa y la norma de las cesiones tampoco acompaña. Tanto Alfredo Merino como Alessio Lisci han ido incorporando jugadores muy poco a poco y el técnico italiano afrontará el inicio de la temporada con un plantel todavía en construcción.
Lisci tiene ante sí el reto de que el Mirandés rinda desde el primer día para evitar los problemas del curso pasado, en el que el conjunto jabato pasó muchos apuros y salvó la categoría la última jornada venciendo a la SD Amorebieta. No lo tendrá fácil teniendo en cuenta que debe encajar todas las piezas y que todavía le quedan varias posiciones por cubrir.
De momento, la portería rojilla está en buenas manos tras la continuidad de Luis López y la llegada de Raúl Fernández. En el eje de la defensa están disponibles Juan Gutiérrez, Sergio Postigo, Tachi y Barbu, mientras que en los laterales Lisci cuenta con Hugo Rincón, Julio Alonso y Víctor Parada.
Ya en la medular, el protagonismo recaerá en Santiago Homenchenko, Mathis Lachuer y Jon Gorrotxategi, y en la zona de interiores se cuenta con la presencia de Alberto Reina y Pablo Tomeo. Ambos extremos están huérfanos, por lo que de momento serán jugadores de la cantera los que asuman la responsabilidad de jugar, al menos, el primer partido. En la punta de ataque únicamente está Urko Izeta, por lo que seguramente sea el delantero titular en la primera jornada. Asumirá la presión de hacer olvidar a Carlos Martín, que el curso pasado anotó 15 goles.
En estas primeras jornadas se espera que los jugadores del filial que han realizado la pretemporada gocen también de algo de protagonismo ante la falta de efectivos en ciertas posiciones y algunos de ellos podrían llegar a debutar en Segunda División mañana (19:00 h) en el estreno liguero frente al Córdoba en el Estadio Municipal de Anduva.
La visita del cuadro andaluz, un recién ascendido, marcará el inicio de una temporada en la que el objetivo será mantener la categoría, algo que nunca se puede dar por hecho en una división tan exigente como Segunda. En principio, los clubes que suben desde Primera RFEF siempre parten como candidatos a estar ahí abajo, pero en este curso es algo difícil de pensar por la entidad de los cuatro que han regresado a la Liga Hypermotion. Tanto el Córdoba como el Málaga, el Deportivo y el Castellón son equipos que cuentan con una grandísima experiencia en la categoría, por lo que meterlos en las quinielas del descenso es algo que se antoja complicado.
Más de una década. El Mirandés ha concluido las últimas seis temporadas en Segunda de manera exitosa y cumplirá este curso su undécima campaña en el fútbol profesional. Después de subir en el verano de 2012, estuvo cinco años consecutivos en Segunda, pasó dos en Segunda B y regresó al fútbol profesional en 2019 para quedarse definitivamente. Este año afronta el difícil reto de la permanencia con un plantilla corta y con muchos jugadores que disputarán su primer curso en la categoría de plata del fútbol nacional.