«Seguiremos esforzándonos por generar riqueza y trabajo»

J.M. / Burgos
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TMP Construcción de Maquinaria - Trayectoria Profesional

Pedro Fernández y su hija Ana Gloria, en las instalaciones de la carretera de Logroño. - Foto: Valdivielso

Aunque pueda sonar a tópico, la obsesión por «la calidad y el servicio», forjadas en el «compromiso con el cliente», son los dos grandes mandamientos de TMP Construcción de Maquinaria y la clave de que esta empresa ubicada en el Polígono Industrial de Gamonal-Villayuda (en la carretera de Logroño) no haya dejado de crecer desde 1962. Ese año, hace más de medio siglo, su fundador, Pedro Fernández, con solo «un torno y un taladro» abría un pequeño taller de 40 metros cuadrados en la carretera de Arcos que fue el origen de esta mediana empresa. Hace apenas siete años, cuando se jubiló, dejó en manos de sus hijos un pequeño imperio que ya da trabajo a 38 personas y en el que, en su afán por seguir creciendo, no ha cesado de reinvertir sus beneficios en inversiones.

TMP Construcción de Maquinarias es una empresa dedicada a la creación de prototipos especiales para la industria y que diseñan por encargo de las compañías con las que trabajan. Sus principales clientes provienen del sector de la automoción, como es el caso de Bridgestone Hispania o Benteler, pero también de otros mercados más diversificados como el textil, la alimentación, el cosmético, el embalaje o los servicios. Una actividad a la que sumar el otro pilar que da trabajo a la factoría, el mantenimiento de la maquinaria

Ana Gloria Fernández, hija del fundador y ahora en la dirección de la empresa junto a sus hermanos José Ramón y María Ángeles, destaca como uno de los ejes de la política de la empresa «la inversión en teconología. Es vital. O te renuevas o mueres». Fruto de ese convencimiento, que la crisis les había tenido algo paralizados pero que este año han renovado con ganas, es la futura adquisición de una máquina que les exigirá un desembolso de cerca de medio millón de euros. Cantidad a la que añadir los otros más de 200.000 que les ha costado una nueva máquina adquirida a principios de este año. De cara al futuro, esperan unificar en un único espacio la nave que tienen en la carretera Logroño y la del Centro Industrial Río Pico. En la primera de ellas tienen las oficinas, el taller mecánico y la soldadura láser y la segunda dedicada al resto de la soldadura, pintura, montaje de máquinas y acopio de materiales.

También es recurrente en esta empresa familiar destacar el papel de los empleados, que dividen en tres grupos. «Los de más de 40 años, que nos aportan la experiencia, los que tienen entre 30 y 40, que nos dan la continuidad, y los de entre 20 y 30, que nos demuestran su entusiasmo y sus ganas de aprender». Todos ellos «comprometidos» con el proyecto y a los que aseguran que proporcionan «un empleo de calidad».

El premio que hoy les otorga FAE y Cajaviva Caja Rural reconocen que la han sentido como «algo muy especial». Porque es un reconocimiento de la ciudad, entregado por emprendedores como ellos y que esperan que siga distinguiendo a pequeñas o medianas empresas como la suya.