En 2013 se ha cumplido el cincuentenario del rodaje de la película Nunca pasa nada, dirigida por el gran cineasta Juan Antonio Bardem (1922-2002). Entre los días 25 de marzo y 11 de mayo de 1963 se filmó íntegramente este largometraje en Aranda de Duero, salvo algunas escenas en el castillo de Peñafiel y en una finca situada entre Fuentecén y Haza. Este rodaje fue todo un acontecimiento en Aranda y son muchas las anécdotas que se cuentan de aquellos días. Además, como documento gráfico que testimonia cómo eran entonces las calles de la capital de la Ribera, tiene un valor incalculable. Sin embargo no conviene descuidar que se trata de una auténtica obra maestra pese a que a los arandinos nos resulte difícil abstraernos y apreciar su calidad artística, al margen de otros aspectos anecdóticos. Por muchos temas que se tratan en la película, tuvo muchas dificultades para su distribución y, en buena medida ha quedado eclipsada por otras producciones de Bardem que causaron gran impacto como Muerte de un ciclista (1955) o Calle Mayor (1956). Incluso, por la temática común con esta última, se ha denominado peyorativamente a la película rodada en Aranda como Calle Menor. Bardem fue uno de los directores de mayor prestigio fuera de nuestras fronteras, su preocupación social le relacionan con otras corrientes cinematográficas coetáneas como el neorrealismo italiano o el cine social francés de los años cincuenta. Y es que Juan Antonio Bardem pasará a la historia como el cineasta social por excelencia, desde su temprano compromiso político con la oposición al franquismo desde las filas del clandestino PCE. La misma película, rodada en Aranda, es una crítica sociológica demoledora, donde se plasma el ambiente asfixiante de la vida provinciana. Su argumento desarrolla temas, hasta entonces silenciados, de una manera absolutamente explícita, tales como la infidelidad matrimonial, el divorcio como salida a una crisis, la doble moral… En la película, pese al panorama absolutamente desolador del entonces tiempo presente, se plantea un futuro esperanzador a través de tres cambios fundamentales. Éstos se encarnan a través de tres personajes: el creciente protagonismo de la mujer relegada hasta aquel momento a un segundo plano (tal como se refleja en el personaje de Julia, la esposa del médico), un mayor peso de la Cultura y de la Educación (en la línea de las inquietudes de Juan, el profesor de francés del Instituto) y una España relacionada con el resto de Europa (como se puede ver en el personaje de Jacqueline). Curiosamente, al igual que sucede en otras películas, Juan Antonio Bardem hace figurar un personaje con el nombre de Juan, que siempre es con quien más se identifica. La película fue protagonizada, entre otros, por Corinne Marchand (1937), Antonio Casas (1911-1982), Jean-Pierre Cassel (1932-2007) y Julia Gutiérrez Caba (1932). También es de destacar la banda sonora original que, sin duda, contribuye a transmitir muchos de los sentimientos planteados en el hilo argumental. Esta música es obra del autor francés Georges Deleure (1925-1992), nominado al Óscar en cinco ocasiones y ganador en la edición de 1979.
Según la crítica cinematográfica la película aporta dos importantes novedades en el Cine español en cuanto a la puesta en imágenes. Bardem ensaya, con bastante fortuna, la técnica del plano largo que, en este caso supone dos grandes virtudes. La primera es que obliga a que los personajes se muevan y que la cámara también, con lo que tanto el hieratismo como la composición forzada desaparecen. El segundo es que este método facilita la integración de los personajes en el entorno en el que se mueven. Además la segunda gran novedad es que compone las imágenes interiores integrándolas con el exterior. Esto contribuye a que Aranda sea aún más protagonista. En las escenas rodadas en el interior del edificio Valentín Romeral se ven unas buenas panorámicas de la plaza Arco Isilla, desde dentro del Bar Moderno vemos toda la plaza de la Virgencilla, en las escenas del Hospital de los Santos Reyes podemos ver parte de las ruinas del Sancti Spiritus… La película se sitúa en un imaginario pueblo llamado Medina del Zarzal, que puede ser cualquier ciudad pequeña de la España de entonces. Respecto al guión inicial Bardem introduce dos novedades una vez que está en Aranda. Una de ellas es el continuo paso de camiones, algo muy característico en la Aranda de entonces, antes de realizarse el desvío de la N-I por fuera del casco urbano. Otra de las novedades, no prevista inicialmente, son unas escenas en las que aparece una procesión de Semana Santa. Uno de los deseos manifestados por el ayuntamiento de Aranda, cuyo alcalde era Luis Mateos, era que se reflejara la Semana Santa arandina aprovechando las fechas en las que estaban y para que así sirviera como promoción turística de la ciudad que con tanta generosidad y entrega estaba acogiendo el rodaje. En la edición de Diario de Burgos de 12 de abril de 1963 se señalaba que el día anterior se había desplazado Bardem con otros jefes de producción a Burgos para pedir autorización al arzobispo y poder grabar las procesiones de Semana Santa. La procesión de la Piedad no se pudo rodar porque se suspendió por lluvia. Por eso Diario de Burgos señalaba aquel día que “Suponemos que tanto hoy, si el tiempo permite que salgan las procesiones, como en días sucesivos, aprovecharán la circunstancia de nuestra Semana Santa para reflejar en celuloide nuestras magníficas procesiones de la Semana de Pasión”. Pese a este esfuerzo oficial y la autorización eclesiástica, la Censura impuso que se suprimieran los planos de la procesión (salvo algunos muy de fondo). En la documentación de la Censura pone “Rollo 9: Suprimir los planos de la procesión de Semana Santa, empezando la secuencia con el protagonista en el balcón”.
La película se estrenó el 8 de febrero de 1965 en el cine Españoleto de la Gran Vía madrileña, no siendo estrenada en Aranda hasta pasadas más de dos décadas. Esta película también fue estrenada en Francia bajo el título Une femme est passée. Obtuvo el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo al Mejor Actor para Antonio Casas. Julia Gutiérrez Caba ganó el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor actriz para y el premio Sant Jordi. La película participó en el Festival de Venecia en septiembre de 1963.