Los edificios del antiguo cámping de Frías tienen los días contados. El equipo de gobierno de la ciudad, liderado por el popular Tomás López, realizará los trámites necesarios para derribar los restos que sobrevivieron al violento incendio de la noche del jueves, y así evitar que se produzcan sucesos similares en el recinto.
A pesar de que las causas que originaron las llamas en el espacio que en su día ocuparon el bar-restaurante y la vivienda en la que residían las personas que lo se desconocen, tanto el regidor como fuentes de los bomberos de Oña -que acudieron al lugar de los hechos junto a dos cuadrillas de Medio Ambiente de la Junta- comparten que el fuego fue «intencionado». El aviso lo dieron a las 23.46 y «a esa hora no hacía calor; tampoco hay electricidad por lo que alguien estuvo detrás de lo ocurrido», declara a este medio López.
Los tres voluntarios del parque oniense que acudieron al recinto emplearon «cinco cisternas» de agua -de casi 3.000 litros de capacidad- y tardaron «poco más de dos horas» en apagar un fuego que en cuestión de minutos devoró el tejado y las vigas de madera de la edificación principal y la construcción colindante. La rapidez con la que actuaron salvó el supermercado e impidió que alcanzara los árboles y la maleza que envuelven el entorno. Las labores de extinción se complicaron a pesar de que no soplaba viento y los efectivos apostaron por «esperar a que los techos cayeran del todo» al suelo de la planta baja porque existía riesgo de que se les vendrían encima si accedían al interior.
No hubo que lamentar daños personales ni materiales y simplemente ardieron montones de basura, papeles acumulados y madera. «Todo lo que quedaba allí con cierto interés lo han robado, incluida la puerta y el valladar instalado. No es un lugar apropiado para ir a pasar el rato porque la salubridad es nula y hay astillas y hierros por todas partes», recuerda el fredense.
Durante la mañana de ayer, el regidor recibió una llamada alertando de que las llamas se habían activado ligeramente aunque no fue necesaria la intervención de los profesionales porque se «sofocaron solas minutos después», explica a este medio. La Guardia Civil ha acordonado el lugar y desde el Consistorio pretenden vallar de nuevo el recinto de propiedad municipal para evitar el acceso a personas no autorizadas hasta que se ejecute la demolición. Con los escombros «cubriremos el vaso de las piscinas porque ahora se encuentra repleto de porquería», aclara el alcalde, que se lamenta de que «poco más podemos hacer», añade.
Sin proyectos a la vista. La anterior corporación planeó levantar una nueva zona de ocio y deportiva en el lugar, arrasado por una riada en 2015, pero el plan finalmente no salió adelante tras la actualización de los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación en la cuenca del Ebro.
En mayo de 2021, los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro emitieron un informe en el que aclararon que «los niveles de crecida del río tenían en cuenta, además de la topografía del terreno y la hidrología, factores probabilísticos de ocurrencia». Este hecho obligó a enterrar el proyecto y a que la nueva corporación descarte por completo el área para desarrollar otros.