El calendario vacunal español cubre en principio todas las enfermedades que puedan derivarse de la catástrofe natural que ha asolado Valencia, pero en plena temporada de infecciones respiratorias cobra aún más importancia que su población se vacune de la gripe, la COVID y el neumococo.
«En principio, si no aparece un brote de ninguna otra afección, el calendario actual cubre todas las patologías más frecuentes», comenta el pediatra y portavoz de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Fernando Moraga-Llop.
Las autoridades sanitarias valencianas han aconsejado la vacuna del tétanos a quienes sufran heridas abrasivas o cortopunzantes en las áreas de la tragedia; sobre ello, el experto quiere hacer un llamamiento a la calma porque, quien tenga la pauta completa, algo del todo probable en los menores de 45 años, debe estar tranquilo.
El tétanos, según la define la OMS, es una enfermedad infecciosa aguda causada por las esporas de la bacteria Clostridium tetani, que se encuentran en cualquier parte del medio ambiente, particularmente en el suelo, cenizas, intestinos y heces de animales y humanos, y en la superficie de la piel y de herramientas oxidadas como clavos, agujas, etc... Son muy resistentes al calor y a la mayoría de los antisépticos, y pueden sobrevivir durante años.
Por tanto, lo primero que quiere dejar claro Moraga-Llop es que «no se puede hablar de epidemia de tétanos» porque no es transmisible de persona a persona.
En España, recuerdan desde su asociación, la vacunación frente a la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP) se introdujo en 1965. Desde entonces, se han revisado y mejorado las pautas y además goza de altísima aceptación: los últimos datos del Ministerio de Sanidad elevan por encima del 90 por ciento las coberturas en las primeras cuatro dosis pediátricas en 2023.
Actualmente, se ponen dos en primovacunación a bebés de dos y cuatro meses, seguidas de otras tres de recuerdo a los 11 meses, seis y 14 años, de modo que los que hayan seguido este calendario de vacunación sistemática de la infancia «deben estar tranquilos» porque, con casi toda probabilidad, tienen los cinco pinchazos.
Lo primero que deben hacer las personas de las áreas azotadas que sufran alguna herida de las conocidas como «tetanígenas» es acudir a un centro sanitario para que le limpien la herida «hasta que el profesional considere oportuno».
A partir de ahí, es aconsejable es que se pongan un refuerzo siempre y cuando la última dosis no se la hayan administrado en los cinco años anteriores.
En caso de dudas, lo ideal sería conocer el propio estado vacunal, algo que facilitan desde los centros de salud. En este sentido, la Comunidad Valenciana tiene una «clara ventaja», y es que cuenta con uno de los sistemas informatizados más avanzados.
¿Y qué pasa con el resto?
Por lo demás, y en cuanto a enfermedades transmisibles inmunoprevenibles, «la población debe estar tranquila, porque los que están bien vacunados no deben prestar ninguna precaución especial», además de tener al día el calendario vacunal y seguir en todo momento las recomendaciones que dicte la Conselleria de Sanidad valenciana, también las que está haciendo sobre protección individual.
En esta fase del desastre, lo más habitual va a ser la aparición de enfermedades gastrointestinales. El pediatra alude a la hepatitis A, para la que también existe inoculación, que se administra de forma sistemática en Cataluña, Ceuta y Melilla.
Una vacuna «segura, eficaz y barata» que, además, mucha gente tiene ya puesta porque es una de que recomiendan los centros de salud para muchos viajes internacionales.
Así, el experto insiste en que las precauciones deben extremarse con las personas de mayor edad, más aún cuando la catástrofe se ha producido con la temporada de infecciones respiratorias ya iniciada.
Por eso, apela a la necesidad de que los grupos diana de la gripe (niños de cinco a 59 meses, mayores de 60 y personas con condiciones de riesgo), la COVID y el neumococo se vacunen.
Las personas expuestas a los riesgos del temporal no es que sean un colectivo específico de riesgo, pero quizás ahora «deben hacerlo un poco» más que las de otras zonas de España, ya que pueden surgir problemas respiratorios derivados de los restos de lodo. Sin olvidar que las condiciones de hacinamiento y estancias prolongadas en los exteriores favorecen la transmisión de estos virus.
Con todo, y además de la relevancia del calendario vacunal, Moraga-Llop concluye con una última petición: la importancia de que, ante sucesos como este, «se formen comités de expertos independientes para solucionar los problemas específicos, tanto epidemiológicos como de salud pública».