El Ayuntamiento dibuja con cierta tranquilidad la hoja de ruta a seguir en el largo proceso que culminará con la construcción del nuevo Mercado Norte. Una vez clausurada la vieja infraestructura y con la dotación provisional a pleno rendimiento desde el pasado mes de octubre, la atención se centra en el inminente derribo previsto a comienzos del próximo mes de enero tras adjudicar las obras a la empresa Erri Berri.

A paso lento, pero se avanza en una cuestión que aún tiene que resolver muchos interrogantes. Los más complejos, de hecho. Cerrar la anterior etapa y ofrecer una alternativa sólida a los comerciantes es un avance que tardó demasiado en concretarse, pero esa tarea está completada.

Ahora no resultará sencillo dar con la tecla para atraer  inversores dispuestos a levantar el Mercado Norte del futuro a cambio de su explotación durante 40 años, el plazo manejado por el equipo de Gobierno municipal para favorecer la gestión del inmueble pensado para dinamizar el comercio, adaptarse a los nuevos tiempos y ofrecer una apuesta urbanística acorde al lugar en el que se ubicará.

Los planes diseñados en el comienzo del actual mandato fijaron que a estas alturas de 2024 la vetusta estructura debía estar ya reducida a escombros. Esa era la idea porque, entre otras razones, estaba en juego la ayuda de 2,4 millones de euros comprometida por la Junta de Castilla y León.

Asumido que resultaría imposible llegar a tiempo al plazo límite fijado inicialmente hasta el 31 de diciembre, el Ayuntamiento solicitó en las últimas semanas una moratoria a la administración regional para asegurar el ingreso de esa valiosa inyección económica hasta el 31 de marzo de 2026.

El equipo de Gobierno municipal dispondrá de este refuerzo económico en sus próximos pasos para sacar adelante el nuevo Mercado Norte. El balón de oxígeno aportado por la Junta para disponer de esos 2,4 millones comprometidos para el derribo, la pavimentación del entorno o la construcción del mercado otorga un valioso margen al Ayuntamiento de Burgos.

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