Hay un rincón en el Monasterio San Juan que no pertenece a ningún lugar. No es de nadie y vive al margen del mundo real. A lo largo de la historia reyes e inquisidores lo han querido controlar, pero nunca han podido con una de las armas más potentes del ser humano: la imaginación. Durante muchos años, gracias a esta virtud implícita en nuestra especie, se ha logrado volar con la mente para escapar de situaciones y entornos en los que no se quería estar. Gracias a la exploración del arte y la cultura se han conseguido crear manuales para sanar heridas que encuentran el amparo perfecto para dejar de sangrar y, gracias a la literatura, se han dado con las fórmulas perfectas para poder viajar por todos los mundos que cada uno sea capaz de descifrar.
Con el objetivo de que los más pequeños entren en la magia de las letras, se ha vuelto a acondicionar el Salón del Libro, promovido por el Ayuntamiento de Burgos. Un espacio único que este año cuenta con una temática de bosque encantado que pretende llevar a sus visitantes por todos los rincones de la fantasía. Duendes, hadas, elfos y demás seres mitológicos que duermen y habitan en los pasillos reinventados de este monasterio guían el recorrido de la actividad. Actividad que se divide en diferentes frentes.
Por un lado está el rincón de manualidades. En él se deja a los chavales, en el caso de ayer de entre 6 y 12 años, que se dejen llevar por todo lo que encuentren en su cabeza y puedan ser capaces de crear con los materiales que se les pone a disposición. Nuevos animales del bosque han nacido estos días de la plastilina moldeada por la ilusión. En total pasarán por las mesas y sillas de esta fábrica de aprendizaje cerca de 1.000 niños que conocerán los pasos para moldear su creatividad más atrevida. Esto desde el 9 de noviembre que empezó, hasta el 28 de enero que culmina.
Muchos son los visitantes que se quedan con las ganas de un margen de tiempo mayor para poder volver a este espacio. Para que se hagan una idea de lo atractivo que resulta este entorno tan especial, todas las entradas de estos talleres están agotadas hasta la fecha en la que se cierran las puertas a finales de enero. También agotado está el papel de las visitas teatralizadas, lugar donde nace toda la imaginación de la mitología arrastrada por los años. Su recorrido es un viaje por la magia de un escenario de auténtico ensueño. Ese es de verdad el lugar que solo pertenece a los ojos de quien se atreven a recorrer sus árboles naturales, a escuchar el correr del agua de una de sus fuentes y sumergirse en las historias de elfos y duendes que relata apasionado su guía Roberto.
En todas y cada una de las paradas que hace en su itinerario, les explica, de una forma didáctica y divertida, que todos esos personajes de ficción que funcionan como motor de la fantasía, no habrían nacido de no ser por las mentes inquietas que quisieron dejarles en la inmortalidad de las fábulas, novelas y cuentos. Formatos todos válidos para referenciar la importancia que tiene para todas las personas meterse en la lectura de un libro. Más si cabe para los más pequeños, que en un mundo totalmente absorbido por las tecnologías, tienden a dejar de lado la magia de las letras.
Pero para que no se olviden de lo que pueden encontrar entre las páginas de una historia bien contada se dispone también de todo un patio cubierto del Monasterio San Juan para poder coger los libros expuestos y recorrer sus líneas en busca de inquietudes y misterios del saber. Aunque los más perezosos pueden también quedarse con Alba, la chica que, en ese mismo patio, les deja dibujos que colorear en su faceta de dinamización dentro de este Salón del Libro que permanecerá abierto estas navidades todos los días menos el 24, 25 y 31 de diciembre y el 1 y 6 de enero.
Aunque sin duda una de las mejores escenas que se pueden ver en los rincones que atesora este evento es la de la inocencia de los niños adentrándose en un mundo paralelo. Conociendo las poderosas alas de la imaginación, una de las mayores armas de la mente humana para poder volar. Descubriendo el fascinante universo de los libros, obras que entrañan todas las formas de sentir. Y, sobre todo, dejándose instruir por sus padres, que son quienes se implican en el crecimiento de un futuro que está por cimentar. Ellos son los que se meten con los más pequeños en sus aventuras y tratan de hacer de éstas una experiencia inolvidable para su memoria. Muchos, después de recorrer ese bosque de criaturas fantásticas, invitan a sus niños a juntar las sílabas que componen las palabras de cualquier lectura y, sobre todo a mantener intacta una ilusión que, con un poco de suerte, hará que cualquier día de estos en los que se hacen tantos regalos, venga un libro envuelto en papel.