Todos los agentes inmobiliarios de la comarca consultados por DB coinciden en que desde la pandemia, el mercado de la compraventa de vivienda ha ido remontando, tras una década de caída y estancamiento con el denominador común de que, sobre todo, cambian de manos las viviendas de segunda mano y, en especial, las más baratas. Medina de Pomar lidera el número de transacciones con 282 el pasado año, casi el triple que en 2019, y 122 en el primer semestre del año. Pero Villarcayo está en un momento de crecimiento y lleva 100 en la primera mitad del año.
El precio de los pisos con más necesidad de reforma llegó a caer a los 18.000 euros en Medina y Villarcayo, pero ahora ya alcanza un mínimo de 30.000 y cada vez quedan menos tan económicos, como destaca Eduardo Ruiz Bravo, de Inmobiliaria Bravo. Con la doble función de inmobiliaria y promotora, el portavoz de esta firma afirma que «en este momento no hay ningún promotor en Medina que haga ni vaya a hacer a corto plazo una promoción de vivienda nueva, porque es imposible». La competencia del mercado de segunda mano frena cualquier idea de invertir y solo los propietarios de manera individual van construyendo nuevos unifamiliares a cuentagotas. Así, en Medina solo se pidieron 5 licencias de obra para casas nuevas en 2023 y otras 5 en lo que va de año.
No obstante, Ruiz Bravo no descarta que su empresa se anime con cuatro viviendas piloto junto a la avenida de Bilbao en terrenos con capacidad para 60 y a los que llevan una década pensando en sacar provecho.
Desde la Inmobiliaria Garay, Montse Martínez, observa como «los precios se mantienen y siguen baratos en nuestra zona». De su experiencia extrae que «se vende mucha más vivienda para segunda residencia que habitual» y la oferta es muy diversa, tanto de pisos como de casas con terreno. Pero el que manda es el dinero. «Las casas con terreno, si están dentro de precio, es decir, no pasan de 220.000 euros se venden rápido», resume.
En Villarcayo, Rocío del Pozo, también de Inmobiliaria Garay, sitúa a la mayoría de los compradores de segunda residencia en el País Vasco. Muchos trabajadores de la comunidad vecina, incluso extranjeros que han mejorado allí su situación económica se hacen con «pisos baratos para reformar por completo». En Villarcayo en 2019 se contabilizaron 88 transacciones frente a las 150 de 2022 y las 143 de 2023. Si las ventas se mantienen durante este semestre como el primero, que alcanzaron el centenar, 2024 será año de récord.
Igual que en Medina, el número de licencias de obra para levantar casas nuevas es simbólico en Villarcayo, con 8 peticiones el pasado ejercicio y 18 en lo que va de año, en que la venta de suelo barato ha animado a muchos particulares a construirse unifamiliares.
De 30.000 a 75.000 euros. Mientras, en el Valle de Mena el mercado se muestra más estable con 105 ventas el pasado año y 48 en el primer semestre frente a las 80 de 2019. Solo 2022 destacó con 142, en su gran mayoría de vivienda de segunda mano. Iratxe Peña, de Inmobiliaria Ordunte, explica que «sigue viniendo mucha gente de Euskadi a comprar su casa para vivir de forma continuada». En el caso de Mena, los precios son mucho mayores y el piso más barato cuesta 75.000 euros. En cuanto a las licencias de obra nueva, Mena destaca por encima de Medina y Villarcayo con 31 el pasado año (16 en Villanueva de Mena) y 15 este año, a las que pronto se sumarán otras 13 pendientes de respuesta.