Enchufados a la jota

ALMUDENA SANZ / Burgos
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La música electrónica y la tradicional danzan en la plaza del pueblo con las canciones de 'Al baile por ver amores', el nuevo disco de Delameseta. Suena este viernes en el Salón Círculo de Gamonal

Lucía López-Enrique y Santi Sierra quitan solemnidad al folclore castellano con el fin de acercarlo al público más joven y reivindican su diversidad. - Foto: María S. Morato

Los pies se mueven sin querer, se van solos, con las primeras notas de Tiende la rede, un agudillo recogido en Población de Arreba, probablemente danzado antaño por los vecinos de este pueblo burgalés, cantado por sus mujeres mientras lavaban en el río o iban a la fuente con el cántaro a por agua. Ahora vuelve a las plazas para ser bailado y celebrado, pero enchufado, con unos ritmos imposibles en otras épocas, con la marcha que le imprimen los sonidos electrónicos y urbanos. La jota, los romances y otras tonadas se enganchan a la red. Las conectan Santi Sierra y Lucía López-Enrique, que forman Delameseta, el dúo vallisoletano que se suma a los proyectos que están desempolvando y volteando a la música tradicional castellana. Esta canción forma parte de las diez de su nuevo disco, Al baile por ver amores, publicado hace apenas un mes, con el que pondrán patas arriba el Salón Círculo Plaza Nueva de Gamonal mañana (19.30 horas, entrada libre) y la planta de psiquiatría del Hospital Universitario en un concierto matutino para pacientes, familiares y sanitarios. 

El álbum reúne un ramillete de temas del repertorio de baile, aunque se cuela uno de ronda. Y eso es lo que buscan. Sacar a la plaza al personal. Lindos colores, Rondadora, Ay, sí!, El limonero, Jota de la Narcisa o Pandereterita encienden los farolillos. 

«Intentamos reivindicar la música tradicional de Castilla y León, con la representación de la mayor variedad posible de ritmos y bailes, y tocar diferentes géneros de la música electrónica y urbana, aunque hay un nexo de unión entre todos», traza Sierra, productor del grupo que comparte con López-Enrique, en las voces. En esta gira, se los une la palentina Laura Silva, con rabel, pandereta, pandero y otras percusiones. 

Ese afán por la diversidad los lleva a elegir, por lo menos, una canción de cada provincia de la Comunidad. Solo han dejado fuera a Segovia, que acaparó todos los focos en su anterior trabajo, dedicado a Agapito Marazuela. Delameseta quería a toda esa meseta en los platos. Y ahí la llevan. Paso a paso. Y es que cuando la música tradicional baila con la urbana y la electrónica lo hacen sin pisarse los pies. «Salvando las distancias, son músicas pensadas para bailar y moverse, para la celebración, con un tono festivo y alegre», contesta Sierra al tiempo que puntualiza el necesario proceso de encaje entre ambos ritmos hasta su perfecto acoplamiento. 

Han brujuleado por el ingente trabajo etnográfico y picado en la fonoteca de la Fundación Joaquín Díaz, el archivo sonoro de RTVE y otros cancioneros. «Entre nuestras finalidades está acercar este patrimonio de folclore que, pese a que se ha hecho muy buena etnografía, con buenos materiales y gente que ha dedicado su vida, socialmente es un gran desconocido», detalla y espera que pintar de actualidad estos ritmos ayude a mitigar ese olvido. «A un chaval de 18 años escuchar a una señora cantando o una dulzaina no le dice nada, pero si lo escucha procesado con sintetizadores y un autotune, le puede despertar la curiosidad y ser una vía de entrada al folclore», reflexiona y añade que quieren quitarle hierro, demostrar que el respeto no se pierde, aunque se presente de manera desenfadada. «Se puede reflexionar sobre la identidad y el territorio desde la diversión. Nuestro fin último es pasarlo bien, nosotros y quien nos ve», remacha mientras suena eso de voy al río por ver agua, al campo por ver flores, a misa por ver a Dios y al baile por ver amores.