Hay que retrotraerse a hace dos legislaturas, con Javier Lacalle al frente del equipo de Gobierno del PP, para recuperar una idea de la que no se han olvidado algunos sectores vinculados directamente al turismo. Es el caso de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo de Burgos, que aboga de nuevo por la creación de una policía específica para ayudar a los visitantes, además de velar por la seguridad, que ya se puso encima de la mesa en el último trimestre de 2017, quedándose como una mera intención sin más avances en su desarrollo.
«Creemos que representa una figura imprescindible», subraya la vicepresidenta del colectivo, Noelía Alonso, al tiempo que precisa que no se trataría de un cuerpo policial como tal sino de patrullas específicas que recorrieran las calles del casco histórico prestando especial atención a los viajeros que recalan en la capital. «Se trata de prestarles ayuda en cuestiones sencillas como la pérdida de una cartera o el robo de un documentos, que a veces solo requieren de una rápida solución logística», explica, añadiendo a estos ejemplos otras situaciones como el «control de aglomeraciones» en momentos puntuales o de «aparcamientos en doble o triple fila». Además, recuerda que esta figura ya existe en otras ciudades (la última en recuperarla ha sido Murcia) y algunos países.
El colectivo profesional enmarca esta petición dentro una reclamación más general al Ayuntamiento sobre la necesidad de «definir el modelo de turismo» que se quiere para la ciudad con el fin de que no se replique «lo que está ocurriendo en otros lugares», en referencia el fenómeno de la turismofobia. «Nosotros tratamos de hacer lo que podemos, pero las mejoras en el sector requieren de más apoyo de las instituciones», precisa.
En línea con esas mejoras, el gremio hace referencia a cuestiones de pronta resolución y que suponen reivindicaciones eternas. Alonso ve insuficientes los dos baños públicos instalados en 2015 en pleno casco histórico, concretamente en la calle Nuño Rasura, «hay que poner muchos más», si bien aplaude que este servicio se haya habilitado en la Catedral. A este mismo asunto, hace referencia Ana Martín, representante local de la Asociación de Guías de Turismo de Castilla y León, quien considera que ese déficit supone un deterioro de la imagen de la capital: «No es normal que no existan aseos en condiciones, además de que los que están abiertos se encuentran estropeados la mitad de los días».
Martín reclama también avances de mayor alcance que permitan incrementar la estancia media de los viajeros que eligen Burgos como destino debido a que este turista de paso influye directamente en la actividad del sector por el volumen de visitas contratadas. En este punto, ve necesario «un reclamo» turístico para que la capital pueda despuntar» respecto a otras localidades. «Son contadas las ocasiones en las que los visitantes se quedan dos o tres días», remarca.
Un verano «normal». Más allá de estas mejoras, los guías profesionales realizan un balance del verano transcurrido similar al de hace un año, aunque reconocen que las expectativas iniciales siempre son más optimistas. Martín pone de relieve en esta ocasión una situación también compartida por los empresarios de hoteles que tiene que ver con el incremento de las reservas de ultimísima hora. «Se están efectuando muy encima de la fecha», comenta, no sin antes añadir otra circunstancia detectada relacionada con la economía y que se traduce en una contención del gasto respecto a otras temporadas.
Alonso valora la campaña estival dentro de la normalidad, «sin ser excepcional pero tampoco peor que la de 2023». Comparte de igual forma esa falta de antelación en las reservas, al igual que la repercusión negativa de las últimas horas de calor. No obstante, sitúa los meses de septiembre y octubre por encima de agosto en lo que actividad se refiere y confía en esa afluencia de grupos de turismo cultural.