La Inspección de Trabajo emitió en octubre de 2021 un informe en el que exponía hasta 16 apartados que el Ayuntamiento de Miranda debía mejorar en la sede de la Policía Local para garantizar unas condiciones óptimas en materia de seguridad y salud laboral. Ya en 2022 el concejal responsable,PabloGómez, aseguró que a finales de año habrían reformado el edificio. Eso no ocurrió. La primera licitación de la reforma, que quedó desierta, llegó en julio de 2023 y la segunda se publicó en mayo del presente ejercicio, aunque el resultado fue el mismo y todavía hoy no se ha reiniciado el proceso para adjudicar una obra que venía a resolver la mayoría de problemas de las instalaciones.Todo ello ha provocado que, 36 meses después, prácticamente el 90% de las carencias sigan vigentes.
Fuentes sindicales de la Policía Local explican que, pese al fiasco con la reforma, algunos problemas podían solventarse sin ejecutar la obra global. De hecho, los representantes de la plantilla describen el Ayuntamiento ha realizado mejoras de poco calado, como las intervenciones en algunos cuadros eléctricos, el cambio de la caldera o el mobiliario de los aseos femeninos, aunque al mismo tiempo denuncian que solo 2 de los 16 apartados detectados por la Inspección se han resuelto del todo. En ese listado de deficiencias pendientes de arreglar están elementos tan dispares como la peligrosa ubicación de los armeros, la escalera de caracol que incumple la normativa, la falta de suelos antideslizantes en varios puntos, la ausencia de ventilación en algunas estancias, los inexistentes simulacros de emergencias o cuestiones tan básicas como las malas condiciones de las mesas de administración, entre otras cosas.
Pero la cosa no queda ahí. Los policías locales de Miranda denuncian que «si la situación ya era mala en 2021 y casi no se ha trabajado en ella, ahora es peor, porque es un edificio antiguo que necesita un mantenimiento y al no hacerse hay un riesgo de que empeore, como ha ocurrido». Aquel listado de deficiencias detectadas hace tres años ha ido incorporando algunas nuevas, ya que, siempre según fuentes sindicales, «la cubierta ahora tiene hasta goteras y el Ayuntamiento lo sabe, tiene conocimiento de ello, básicamente porque hay que estar poniendo cubos para recoger el agua», a lo que se suman otras cuestiones como el hecho de que «hay ventanas rotas, que cierran mal».
Tras todo este tiempo en el que se han sumado nuevos problemas, estos trabajadores municipales se muestran hastiados. Así, critican que las obras necesarias «no se hacen» y, en el caso de la reforma integral, creen que «no se está dotando lo suficiente presupuestariamente porque no hay interés en que se ejecute, además de que se ponen muchas trabas en la ejecución, porque la compatibilización de los trabajos con la atención al público requiere una instalación de seguridad muy extrema, porque quieren poner un forjado encima del acceso». Por eso en la plantilla opinan que «sería mucho más sencillo reubicar a la Policía Local en unas instalaciones que no tengan tantas deficiencias, o crear unas nuevas, ya que el lugar actual no cumple con los estándares para poder realizar la actividad».
Otros riesgos laborales. Estos empleados municipales aseguran que, además de los inconvenientes de la sede, el Consistorio tiene el resultado de «un test de riesgos psicosociales» desarrollado por una «empresa externa», así como, un documento realizado por «un médico» que incluye «ocho puntos a corregir» en este sentido, pero «no se ha implementado ninguno», cuando«es uno de los motivos de que haya tanta incidencia de los problemas médicos» entre los agentes.